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lunes, marzo 27, 2023

El sistema de salud frena la tecnología médica móvil

En un sistema de retribución por servicios, los médicos no tienen incentivos para adoptar las innovaciones. La llegada de sensores más baratos y aparatos de transmisión inalámbricos junto con la potencia computacional omnipresente en forma de teléfonos inteligentes, está haciendo que cada vez sea más fácil para los pacientes con enfermedades crónicas hacer un seguimiento de su estado en casa. Pero muchos médicos parecen reacios a adoptar estas tecnologías.

Los expertos afirman que esto se debe, en gran medida, al sistema de reembolso de la sanidad estadounidense, en el que a los médicos se les paga por cada prueba o consulta. Salvo en algunas especialidades, a los médicos no se les pagará por hacer un seguimiento de datos recogidos a distancia.

“No importa lo buenas que sean estas tecnologías; si los médicos no pueden percibir una retribución por analizar los datos sobre la tensión arterial que el paciente registra en casa, no lo van a hacer”, sostiene  Richard Grant, doctor del Hospital General de Massachusetts y del Centro de Salud Conectada.

Este parecer se repitió una y otra vez en la conferencia Health 2.0 celebrada en San Francisco (EE.UU.) la semana pasada, donde los innovadores de la salud se reunieron para hablar sobre cómo aplicar los avances de las tecnologías móviles y de Internet en la medicina. Las ediciones anteriores de la conferencia se habían centrado sobre todo en la propia tecnología, pero esta última reunión ha servido para reflexionar sobre cómo ha madurado este campo. Entre los participantes se incluían importantes  miembros de la industria aseguradora y los debates se han centrado en los obstáculos que hay para incorporar estos avances en el cuidado de la salud.

“El mayor problema de los seguros de salud adquiridos pieza a pieza es que no se pueden rediseñar fácilmente”, explicó  George Halvorson, director ejecutivo de Kaiser Permanente, una mutua y aseguradora sin ánimo de lucro, en la conferencia. Puso como ejemplo un programa de Kaiser en el que los médicos reciben una cantidad anual por paciente más que por servicio, para reducir la incidencia de huesos rotos en ancianos. El programa incorporaba una serie de pasos que no se pueden facturar a Medicare. “Redujimos la cantidad de huesos rotos en un 50 por ciento y ahorramos 200 millones de dólares en estancias hospitalarias”, afirma Halverson. “Para cualquier otra aseguradora, eso equivaldría a ingresos perdidos”.

Mark Smith, presidente de la Fundación para la Salud de California, una organización sin ánimo de lucro, estaba de acuerdo en que el sistema de pagos desanima a los médicos a la hora de adoptar nuevas tecnologías.  “Mi experiencia es que los médicos, cuando se enfrentan a una innovación que ahorrará dinero, dicen que ahorrará dinero a las mutuas, no a ellos, y básicamente se niegan a usarla”, afirmó Smith en la conferencia.

Así, muchos empresarios de la Salud 2.0 están ofreciendo sus productos bien directamente a los consumidores, bien a las aseguradoras, que quieren ahorrar costes sanitarios. Pero para que tengan un impacto real sobre la salud de los pacientes, son los propios médicos quienes deben adoptar estas innovaciones. “Es mucho más eficaz si un médico dice ‘necesito que cargues tus datos de glucosa todas las semanas’ a que lo pida un plan de salud”, afirma  Jim Hansen, director ejecutivo de Dossia Consortium, una organización sin ánimo de lucro que desarrolla historiales médicos personales para las empresas.

 

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