Un nuevo estudio recién publicado en arxiv.org y que verá la luz próximamente en The Astrophysical Journal acaba de añadir, si cabe, otra dosis de misterio al misterio de la materia oscura. «Después de haber terminado nuestro trabajo -ha afirmado Matt Walker, investigador del Centro Harvard Smithsonian para la Astrofísica y autor principal de la investigación- sabemos aún menos sobre la materia oscura de lo que sabíamos antes de empezar».
Universidad de Cambridge, eligieron para su trabajo dos galaxias enanas porque éstas se componen de un 99% de materia oscura y sólo de un 1% de materia ordinaria, lo que hace de estos objetos los candidatos ideales para los científicos que intentan comprender la naturaleza de la materia oscura.
De esta forma, Walker y Peñarrubia analizaron la distribución de la materia oscura en dos pequeños vecinos galácticos de la Vía Láctea, Fornax y Sculptor. Estas galaxias apenas si contienen entre uno y diez millones de estrellas, muy pocas en comparación de los casi 400.000 millones de nuestra propia galaxia. Los investigadores midieron la localización, la velocidad y la composición química de unas 2.500 estrellas en esas dos galaxias.
UN MELOCOTÓN SIN HUESO
«En una galaxia enana -explica Peñarrubia- las estrellas zumban como abejas en una colmena en lugar de moverse en bellas órbitas circulares como lo hacen en las galaxias espirales. Lo que hace mucho más complicada la tarea de determinar la distribución de la materia oscura».
Sin embargo, en ambos casos, los científicos encontraron que la materia oscura está uniformemente distribuida en las dos galaxias a lo largo de regiones relativamente amplias, del orden de varios cientos de años luz de diámetro. Lo cual contradice frontalmente la predicción de que la densidad de la materia oscura debería incrementarse a medida que nos acercamos al centro de estas galaxias.
«Si una galaxia enana fuera un melocotón -explica Peñarrubia- el modelo cosmológico estándar dice que deberíamos de encontrar un ‘hueso’ de materia oscura en su centro. Pero en lugar de eso, las dos galaxias que hemos estudiado son como melocotones sin hueso».
Para tratar de aclarar el misterio, los dos investigadores se disponen a estudiar más galaxias enanas para ver si en todas sucede lo mismo. Si así fuera, sin embargo, el misterio de la materia oscura no habría hecho más que complicarse aún más.
José Manuel Nieves – www.madrimasd.org