El nombre de Juan José Badiola saltó a los medios de comunicación en el año 2000, con motivo de sus reveladores hallazgos sobre la transmisión de la encefalopatía espongiforme bovina (EEB) o «mal de las vacas locas». Este científico de reconocido prestigio preside en estos momentos el Comité Evaluador de las Becas Iberoamérica. Santander Universidades. Jóvenes Profesores e Investigadores, promovidas por Banco Santander, a través de su División Global Santander Universidades (www.santander.com/universidades).
.- Según el Gobierno la nueva Ley de la Ciencia dará mejores empleos para jóvenes investigadores ¿Comparte esa idea? ¿Qué mejoras introduciría usted?
Esperemos que así sea. La ciencia en nuestro país no podrá avanzar si no se dan oportunidades a los jóvenes. Tener oportunidades significa que aquellos realmente interesados en dedicarse a la investigación lo consideren una posibilidad fiable de futuro que merece la pena.
.- ¿Cómo valora las ‘Becas Iberoamérica. Jóvenes profesores e investigadores. Santander Universidades’?
Creo que es una iniciativa muy positiva, por la que hay que felicitar a Santander Universidades. Es novedosa y potencia un ámbito en el que las posibilidades de intercambio a nivel investigador paradójicamente son todavía limitadas.
España, como se ha demostrado, tiene una clara vocación iberoaméricana. En Iberoamérica está nuestro pasado más brillante como país, pero sobre todo está nuestro futuro. Banco Santander entendió esto muy bien desde hace años.
Creo que esta iniciativa va a ser muy positiva de cara al futuro, porque va a contribuir a establecer relaciones científicas y académicas que estoy seguro serán muy productivas para las universidades y centros de investigación de todos los países participantes y en definitiva para sus sociedades.
El alto grado de participación conseguido en esta primera convocatoria es un buen indicador que expresa la aceptación que ha tenido y, en definitiva, el interés de la comunidad académica en la misma.
.- Sus investigaciones sobre «el mal de las vacas locas» le han convertido en un científico de reputación internacional. ¿Antes de este descubrimiento tuvo oportunidad de colaborar con equipos científicos internacionales? ¿Cómo influyó en su carrera esta relación con investigadores de otros países?
Yo había colaborado anteriormente con equipos científicos internacionales (europeos y americanos) en investigaciones realizadas sobre enfermedades producidas por micobacterias y retrovirus, trabajando conjuntamente en proyectos financiados por la Comisión Europea, desde el segundo programa marco europeo de investigación, habiendo sido investigador principal de alguno de ellos.
Pero esa colaboración se estrechó aún más como fruto de nuestra participación en proyectos europeos de investigación sobre las encefalopatías espongiformes transmisibles. La participación en esos proyectos conjuntos de investigación fue decisiva para la consolidación de mi grupo de investigación en ese ámbito, ya que permitió tener una relación muy estrecha con colegas de otros países europeos y obtener financiación suficiente para llevar cabo nuestras investigaciones.
También contribuyó positivamente a la relación con otros colegas europeos el haber sido miembro durante varios años del Comité Científico en Sanidad Animal de la Comisión Europea, una de cuyas importantes misiones era elaborar las bases científicas de la normativa comunitaria en ese ámbito y mi participación en la evaluación de los programas marco europeos de investigación agraria, que fue una experiencia muy enriquecedora.
.- ¿En qué sentido considera que la participación en proyectos internacionales puede influir en la forma de trabajar de un joven investigador?
Aunque en la actualidad los centros de investigación españoles han mejorado extraordinariamente y de forma generalizada y en los que se puede alcanzar unos niveles de formación realmente elevados, para un joven es muy conveniente participar en proyectos internacionales y, en el marco de ellos, realizar estancias en centros de investigación de otros países.
Ello les permitirá conocer directamente a otros investigadores de los pueden adquirir nuevos conocimientos, compartir inquietudes con jóvenes investigadores de otros paises, aprender nuevas técnicas de investigación, mejorar su nivel idiomático, etc, lo que supondrá en su conjunto un nuevo impulso a su carrera investigadora.
.- ¿Cree usted que existen suficientes facilidades para que los jóvenes investigadores de España puedan viajar al extranjero y realizar estancias académicas? ¿Cómo mejoraría esta situación?
Es indudable que cada vez existen mas facilidades para que los jóvenes investigadores puedan viajar al exterior, pero estas siempre serán insuficientes, ya que el número de investigadores interesados en ello es cada vez mayor.
Como es sabido además de las becas que proporcionan las instituciones públicas hace años que otras instituciones privadas, como fundaciones, bancos y cajas de ahorro, se han sumado a esa iniciativa aportando una financiación muy significativa para esta finalidad.
Creo que es necesario mantener y, si es posible, incrementar ese esfuerzo, aún en momentos de crisis, como la que se vive en la actualidad, porque esa financiación implica una inversión de futuro. Ello tendrá como consecuencia un incremento en la calidad del capital humano, del que a la larga el país en su conjunto resultará beneficiado.
.- Según un informe de FUNCAS, sólo el 45% de la investigación en España es financiada por la empresa privada. ¿Cómo cree usted que se podría animar a la empresa a invertir más en investigación?
La empresa española tiene que convencerse, aunque muchas ya lo están, de que apostar por la investigación es apostar por la rentabilidad de futuro. En el mundo global actual, aportar productos novedosos y diferenciados a los mercados es la clave del éxito empresarial. Eso se logra en buena medida añadiendo investigación a los procesos.
Las empresas tienen a su disposición en España un elevadísimo número de grupos de investigación realmente expertos en un sinfín de temas. Tienen que acercarse a ellos y demandar su colaboración. La respuesta auguro que será siempre positiva. También las instituciones investigadoras tienen que redoblar los esfuerzos por publicitar sus recursos de investigación y acercarse a las empresas para ofrecerlos y dar facilidades para que la colaboración se realice de la manera más satisfactoria posible para ambas partes.
Sería una pena que el esfuerzo de formación de investigadores y de dotación de infraestructuras y equipos que se ha realizado a lo largo de estos años no se rentabilice al máximo en favor del desarrollo económico y social de nuestro país.
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