El constante aumento de la competitividad en los mercados del desarrollo de software está obligando a las empresas en los últimos años a adoptar estrategias de utilización de Centros de Desarrollo de Software (CDS) en ubicaciones geográficas donde los costes son más económicos.
Analizamos esta situación y las implicaciones de este escenario.
Si hasta hace unos años los esquemas de modelos de negocio para una empresa eran básicamente establecer un precio de venta de sus productos o servicios en base a sus costes y los márgenes operativos que permitían la viabilidad y permanencia, hoy en día el concepto ha cambiado radicalmente. En la actualidad, el mercado impone el precio y, teniendo en cuenta los márgenes asumibles, las empresas proveedoras deben buscar la forma de llegar al coste requerido.
Además de un precio competitivo los clientes requieren un incremento en los niveles de servicio, escalabilidad y flexibilidad. En el ámbito del Desarrollo de Software es entonces cuando los esquemas tradicionales de equipos trabajando en las instalaciones del cliente se quedan obsoletos.
Una de las vías para llegar a estos objetivos es la utilización de los CDS. Estos centros especializados se centran en la industrialización de la producción de software a través de la utilización de herramientas de automatización, optimización de la forma de trabajar, procesos de mejora, rentabilidad del servicio y mejora de la productividad.
Con este planteamiento nos podríamos imaginar un escenario para un cliente en España donde un equipo reducido de analistas trabaja junto a él en sus instalaciones y envía las peticiones de trabajos a un equipo de desarrolladores de un CDS del territorio nacional. En ocasiones esta estrategia no es suficiente y es necesario deslocalizar aún más el trabajo contando con la colaboración de CDS con costes más competitivos, en la India o Latinoamérica, principalmente.
Es necesario tener en cuenta una serie de consideraciones e implicaciones que conlleva este modelo.
Primero requiere un proceso de transformación en el modelo productivo de la organización del cliente. Dependiendo del grado de madurez de la compañía, este punto puede ser asumido o no.
Por otra parte, hay que destacar la afinidad cultural entre los países involucrados, ya que al fin al cabo el aspecto humano es la base en las relaciones entre los equipos.
La diferencia de idioma es otro condicionante que puede dificultar el camino hacia este modelo, así como los distintos husos horarios.
Otro punto a tener muy en cuenta son las posibles variaciones al alza que pueden sufrir los costes productivos de ciertos países debido a la inestabilidad económica. Nos podemos encontrar con la imposibilidad de seguir trabajando con un CDS después de haber realizado una importante inversión para rodar un modelo que tenemos que desarticular por condicionantes ajenos e inesperados.
Por último, existen una serie de costes ocultos que pueden no haberse tenido en cuenta en el inicio al hacer el estudio de viabilidad y que incrementan el coste. Estos son los relacionados con seguridad informática, infraestructura, comunicación, viajes, traducciones o impuestos. Otros factores que pueden disparar los costes son los asociados a la perdida de productividad debidos a la diferencia de madurez, transferencia de conocimiento o la poca experiencia en el negocio del cliente.
Para garantizar el éxito de estos nuevos modelos globales de Desarrollo de Software es necesario que los diferentes equipos sean integrados, tener unas formas de trabajar claras basadas en una metodología consistente, en el uso de herramientas, en la implantación de un sistema de calidad, y, realizar un estudio inicial de las implicaciones subyacentes que no deben de considerar solo los costes sino también los cambios que el nuevo modelo implica.