Hoy, siete décadas después, eso no es ya un deseo, sino un imperativo absoluto del que dependemos como especie para sobrevivir.
Como hoy se trata de celebrar un pequeño hito o acontecimiento histórico -el de que el entorno que nos cobija y nos mantiene al corriente de lo que sucede en la ciencia alcanza 60.000 suscriptores tras diez años de denodado trabajo-, quizás convenga situar justamente en el eje cronológico de la evolución de la red su justa contribución: en ese artículo premonitorio sobre el que hay que regresar una y otra vez que fue Cómo podríamos pensar, Vannevar Bush intentaba escrutar el futuro y adelantarse a su devenir inventándolo.
Entre sus preocupaciones, en la década de los 40 del siglo XX, se encontraba la de encontrar los nexos entre los fragmentos de información disgregada y sobreabundante a partir de los que generar patrones de sentido que nos permitieran destilar el conocimiento que contenían. Hoy, siete décadas después, eso no es ya un deseo, sino un imperativo absoluto del que dependemos como especie para sobrevivir.
En ese texto premonitorio, Bush hablaba de la ambivalencia de la ciencia y sus resultados y, en consecuencia, de la necesidad de domeñarla y utilizarla, deliberadamente, para mejorar nuestra vida y nuestra convivencia. Y en ese propósito de bienestar compartido estaba, sobre todo, la necesidad de crear un archivo del conocimiento interconectado, por medio del que poder invocar todas las relaciones que un tema cualquiera pudiera sugerir, siguiendo sus pistas y sus indicios:
“Las aplicaciones de la ciencia”, decía Bush, “han permitido al ser humano construir hogares bien equipados, y le están enseñando a vivir saludablemente en ellos. También han puesto a su alcance la posibilidad de empujar masas de personas unas contra otras portando crueles armas de destrucción. Por ello, también le puede conceder la capacidad de abarcar el vasto archivo que se ha ido creando durante toda su historia y aumentar su sabiduría mediante el contacto con todas la experiencias de la raza humana. Es posible que perezca en un conflicto antes de aprender a utilizar tan vasto archivo para su propio bien, pero interrumpir repentinamente este proceso, o perder la esperanza en sus resultados, constituiría un paso especialmente desafortunado en la aplicación de la ciencia a los deseos y necesidades del ser humano”.
La red es el soporte de ese sueño hipertextual al servicio de las necesidades humanas y, tal como yo lo entiendo, Notiweb , refuerza y avala esa pretensión y la proyecta hacia el futuro, dibujando la cartografía de esos nuevos senderos de la información. Enhorabuena. Que sean, al menos, 60.000 más, y que nuestros blogs sigan contribuyendo a ello.