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viernes, marzo 24, 2023

La precisión en su estado puro

Desde hace 60 años se dedica a fabricar máquinas de electroerosión que realizan moldes y matrices, de donde salen piezas de lo más complejas para distintos sectores industriales.

La complejidad y precisión de gran número de piezas que se confeccionan para la industria sólo es posible por el tesón de compañías como Ona, ubicada en la localidad vizcaína de Durango, en el País Vasco, al nordeste de España.

 

Desde hace 60 años se dedica a fabricar máquinas de electroerosión que realizan moldes y matrices, de donde salen piezas de lo más complejas para distintos sectores industriales.

 

La electroerosión es una técnica de mecanizado que se lleva a cabo mediante descargas eléctricas sobre metales conductores. Esta técnica funde el material con una alta precisión y un fino acabado, independientemente de su dureza, obteniendo así las piezas deseadas.

 

«La electroerosión revolucionó el mundo de la fabricación de utillajes. Hasta el momento de su aparición – en el década de los 50 del pasado siglo – no era posible realizar geometrías complejas en piezas de elevada dureza, principalmente en aceros de herramientas con tratamiento térmico», explica Javier González Barajas, director de Ona Electroerosión.

 

Esta técnica fue vislumbrada a finales del siglo XVIII por el sabio inglés Priestley, quien observó el fenómeno que producían las descargas eléctricas en la erosión de los metales. Pero hubo que esperar hasta el año 1943 para que el matrimonio ruso Lazarenko desarrollase el primer proceso de mecanizado de metales por medio de electroerosión, a través de dos conductores de corriente sumergidos en un líquido dieléctrico. Así nació el generador de circuito Lazarenko o de relajación, como se denominó más tarde.

 

EL IMPULSO DEL HILO

Hasta los años 70, la mecanización se realizaba mediante la penetración de un electrodo con una determinada forma en las piezas que se deseaban procesar. Para ello se utilizaban máquinas que disponían de generadores de relajación y, posteriormente, generadores de impulsos transistorizados, que aumentan de manera considerable la velocidad de erosión. Ona fue pionera en este tipo de máquinas de electroerosión por penetración, lanzando el primer modelo en 1955.

 

Al final de la década de los 70, la compañía dio un salto de gigante y comenzó a fabricar la primera gama de máquinas de electroerosión por hilo. «El fundamento físico del proceso es el mismo que en el caso de la erosión: arrancar el material mediante descargas controladas entre el electrodo y la pieza. Pero su configuración y campos de aplicación están completamente separados. En este caso se trata de un hilo de material conductor que genera una geometría pasante en la pieza», explica el responsable de Ona.

http://www.spaintechnology.com/innovaticias.com

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