Tecnalia y APTES han desarrollado una novedosa herramienta que evalĂșa el impacto social que tienen los proyectos de I+D+i en cualquier empresa o entidad.
En los procesos de diseño de un nuevo producto o servicio es habitual establecer sistemas de evaluaciĂłn econĂłmicos y medioambientales, pero rara vez se mide el impacto social que tendrĂĄ el nuevo proyecto, al menos de una forma sistemĂĄtica. Tecnalia y APTES han desarrollado una herramienta dirigida a evaluar esta perspectiva, haciendo posible a empresas y organizaciones ver en quĂ© aspectos su proyecto de I+D+i genera un beneficio social y en quĂ© otros podrĂa mejorar.
La herramienta, disponible desde la web de Tecnalia para realizar autoevaluaciones, se basa en el Modelo de los 6 Capitales, el EconĂłmico, el Conocimiento, el Bienestar, el Cultural, el Relacional y el EcolĂłgico. En el capital Conocimiento, por ejemplo, se valora la realizaciĂłn de jornadas didĂĄcticas donde se despierte el interĂ©s por la ciencia y la tecnologĂa. En el capital Bienestar, se puntĂșan los productos que garanticen la calidad de vida de las personas, mientras que en el capital Cultural, aquellas organizaciones que respetan las costumbres y caracterĂsticas locales de sus usuarios, entre otros criterios.
Esta metodologĂa se ha puesto en prĂĄctica durante 6 meses con 13 organizaciones, dentro del proyecto Red de impacto social y valor compartido en Gipuzkoa, y a finales de junio se presentaron las conclusiones de la experiencia. «Hemos visto que hay muchĂsimo interĂ©s desde las empresas» explica Adriana MartĂnez, responsable del proyecto desde APTES, «porque hay una sensibilidad, y tambiĂ©n porque desde Europa es previsible que se tenga en cuenta en la financiaciĂłn de proyectos». Si bien la mayorĂa de organizaciones contemplaban este aspecto, la herramienta les ha servido para realizar el proceso de forma mĂĄs ordenada y sistemĂĄtica.
 «El proyecto tenĂa varios objetivos, contribuir a difundir el concepto de impacto social en los proyectos de I+D+i, y probar la herramienta», explica Adriana MartĂnez. Ahora los siguientes pasos consisten en perfeccionar la herramienta y ver cĂłmo los resultados positivos se pueden poner en valor, tanto desde las administraciones pĂșblicas como en las decisiones de compra de los consumidores.
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