Un grupo de investigadores han logrado el mayor logro en este campo al crear un material flexible capaz de cambiar a demanda su textura, fluorescencia y color.
Los cefalópodos (la familia de invertebrados marinos que incluye al pulpo, el calamar y la sepia) son animales especialmente dotados para el camuflaje, puesto que muchos de ellos son capaces de cambiar el color y la textura de su piel para mezclarse con su entorno. Ésta es una capacidad que los ingenieros llevan tiempo buscando duplicar mediante procesos sintéticos.
Ahora, un equipo de investigadores compuesto por el profesor de Ingeniería Mecánica del MIT Xuanhe Zhao y el de Química de la Univ. de Duke Stephen Craig han logrado el mayor logro en este campo al crear un material flexible capaz de cambiar a demanda (mediante control remoto) su textura, fluorescencia y color (aún con una gama limitada de colores, aunque Craig está convencido de que se podrá aumentar la paleta). Este nuevo material es una capa de elastómero electro-activo que podría ser adaptado para ser fabricado mediante procesos industriales estándar, y usando materiales de fácil disponibilidad. Esto podría abaratar su precio con respecto a otras soluciones compuestas por módulos electrónicos fabricados individualmente. Zhao reconoce que la aplicación más inmediata de su invento es militar, pero que eventualmente podría conducir a la construcción de grandes pantallas flexibles, y de recubrimientos anti-incrustantes para buques.
Pero, ¿cómo cambian de color los cefalópodos? Pues usando sus músculos para alterar la forma de unos pequeños sacos de pigmentos que pueblan su piel, por ejemplo contrayéndose para convertir manchas redondas apenas visibles en amplias extensiones de color. Zhao afirma que el equipo de investigadores se inspiró en este mecanismo, que los pulpos usan tanto para el camuflaje como para la señalización. Otro de los miembros del equipo, el postdoc del MIT Wang Qiming, aclara que este elastómero “cambia al mismo tiempo su fluorescencia y textura, en respuesta a un cambio en el voltaje que se le aplica”. “Nosotros sólo potenciamos un fenómeno físico que se descubrió en 2011: que la aplicación de voltaje puede cambiar dinámicamente texturas de la superficie de elastómeros “, explica Zhao. “La texturización y la deformación del elastómero activa automáticamente moléculas sensibles incrustadas en el elastómero, que son las que provocan el cambio de fluorescencia o tono de color. “Una vez se corta la tensión”, añade Craig “tanto el elastómero como las moléculas vuelven a su estado relajado, al igual que hace la piel del cefalópodo al relajar sus músculos.”
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