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sábado, abril 1, 2023

La ciencia y la innovación españolas siguen en crisis

Es una regla básica en la ciencia que los atajos no ayudan en el largo plazo. Esto no sólo se aplica a la práctica de la ciencia, sino también a la providencia de la misma, ya que los avances científicos y tecnológicos exigen apoyo financiero continuo del gobierno y la industria privada. La reducción del presupuesto científico en España pone en peligro décadas de progreso.

Ambas partes deben entender que la investigación es la mejor inversión con vistas al futuro, no sólo un capítulo de gastos en el presupuesto anual. La historia reciente de los avances científicos y tecnológicos nos muestra que sólo aquellos países que mantienen la inversión en ciencia (incluso durante las crisis económicas) han podido capitalizar el esfuerzo científico y así asegurar nuevas industrias y empleos basados ​​en la creatividad y la innovación.

A la cola de Europa

En Europa, tenemos ejemplos notables de países científicamente avanzados como Alemania, Finlandia y Suecia. Mientras tanto, si bien España está comenzando a salir de la grave crisis económica, los cambios significativos que el gobierno español ha llevado a cabo en el panorama científico, no parece que vayan a revertirse y ello sigue siendo motivo de preocupación y angustia entre los científicos españoles.

En los últimos años, la inversión en ciencia española ha disminuido gradualmente hasta 2016, año en el que experimentó un leve ascenso, pero sigue estando muy lejos de la media de la UE del 2,3% y más aún más del objetivo del Consejo Europeo del 3%. Si bien es cierto que todos los ministerios han visto reducidos sus presupuestos, la cifra de I + D fue mucho mayor que la media (16,9%) en todos los ministerios.

Y esta realidad resulta muy difícil de aceptar cuando los gobiernos sucesivos siempre afirman que la tecnología y la innovación deben ser la base para que ayude al país a revertir la crisis, a crear nuevos puestos de trabajo, a hacer más competitivos a los productos españoles y un largo etc.

Consecuencias funestas

En los últimos años el país ha experimentado los mayores recortes a la ciencia en décadas, llevando la inversión a unos niveles mucho más bajos de lo que nadie imaginaba. Pero traducir estos números a la realidad da una imagen aún más preocupante, ya que dichos recortes llegaron a reducir a la mitad el número de investigadores postdoctorales en España (de 600 en 2011 a 340 en 2012).

La disminución en el apoyo a proyectos Financiado por el Plan Nacional (la principal fuente de financiación para la ciencia en España), los grupos de investigación fueron obligados a cerrar algunas vías de investigación y embarcarse en otras nuevas les resultaba una auténtica utopía.

Tal vez lo más preocupante es que estos recortes impulsaron un el éxodo de jóvenes científicos españoles a otros países, cuyos efectos pueden durar generaciones. Esto está en marcado contraste con la política de los últimos años para «captar el talento» del extranjero para ampliar el alcance de la ciencia española.

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