Impacto de la tecnología en el medio ambiente
La gran mayoría de las actividades humanas habituales producen contaminación, ya sea en forma de residuos, acústica, atmosférica y/o luminiscente. El empleo de la electricidad, los medios de transporte convencionales, el acondicionamiento de nuestros hogares y sitios de trabajo. O la producción y preparación de alimentos y muchas actividades más que dependen de la tecnología tienen nefastas consecuencias para el medio ambiente.
La contaminación varía según diferentes factores: la cantidad de población, el tipo de urbanización, los sistemas de producción o el uso de los recursos naturales, entre otros. Pero el tipo de contaminación que resulta más perjudicial es la que afecta al aire, ya que este resulta vital para el funcionamiento del gran ecosistema que es el planeta Tierra.
Otras formas de afectación del medio ambiente que son consecuencia directa o indirecta, de la tecnología que empleamos para tener un determinado nivel de vida y de consumo son: el cambio del pH de mares y océanos, la desertificación, la híperproducción de residuos, el desperdicio alimentario, etc.
El cambio climático es producto de la aplicación de tecnologías no sostenibles, que se han empleado (y se emplean a día de hoy) para beneficio solo de una de los millones de especies de seres vivos que habitan el planeta, pero las consecuencias del mismo las pagamos todos, ya que no son compatibles con la vida.
Una necesidad vital
El ser humano es capaz de crear sin destruir, de producir sin desechar y de generar sin agotar recursos, pero solo cuando se ocupa de ello sin que prime el factor dinero y se investigue y se innove con la vista puesta en el futuro, en las generaciones que vendrán y en el tipo de mundo que esperamos legarles.
Además, bien utilizada, las herramientas de sostenibilidad pueden ser inestimables no solo para progresar, sino también para mitigar los efectos del cambio climático y atajar y paliar sus causas y consecuencias. La investigación, el conocimiento y las innovaciones, siempre que sean sostenibles, pueden resultar vitales para poder sobrevivir al caos contaminante que hemos creado.
La aplicación de la economía circular, la movilidad eléctrica, el empleo de energías de fuentes renovables de forma coherente y no invasiva, la generación de bienes y servicios que no impliquen destrucción, polución y/o desechos irrecuperables, son ejemplos de que las tecnologías verdes pueden hacer la diferencia entre la destrucción y la supervivencia.