DANA es el acrónimo de depresión aislada en niveles altos, es una Depresión de Altitud No Tropical, un fenómeno al que también se le conoce como “gota fría” en otros lugares, pero que en el área del mar Mediterráneo tiene unas características especiales. Lamentablemente, a causa del cambio climático ha aumentado su frecuencia, por lo que casi cada año topamos con una o dos.
La península ibérica es él área de Europa en dónde se presentan los fenómenos de la DANA con mayor asiduidad. El más terrible se produjo en setiembre de 2019, pero también ha habido otros sucesos que han dejado grandes destrozos y se han llevado consigo vidas humanas. Para comprender mejor esta singularidad climática te contaremos los tres pilares de una DANA.
¿Qué es una DANA?
DANA es una depresión aislada en niveles altos de la atmósfera y que concretamente se forma en la región mediterránea de la Península Ibérica. Aunque coloquialmente se le llama «gota fría», es importante señalar que este término se refiere a las consecuencias del fenómeno más que a su naturaleza. La DANA se caracteriza por un cambio drástico en los niveles de presión atmosférica, provocando lluvias torrenciales, fuertes vientos y tormentas.
La formación de una DANA depende de algunas condiciones climáticas específicas. En primer lugar, el aire en la corriente en chorro debe fluir de tal manera que forme crestas. Luego, una caída de la presión atmosférica hace que estas las corrientes de aire se extiendan hacia el sur.
Esta combinación de factores crea una depresión aislada de gran altitud, característica de una DANA. El fenómeno suele ir acompañado de una cresta de alta presión hacia el norte, lo que crea condiciones favorables para su desarrollo. Posteriormente, se descarga abundancia de precipitaciones que pueden ir acompañadas de tormentas eléctricas y hasta de granizo. Y en épocas invernales puede caer aguanieve o nevar.
¿Dónde y cuándo ocurre una DANA?
Este fenómeno se produce principalmente en otoño, aunque no exclusivamente en estas fechas. Ello es debido a la interacción que se produce entre el aire polar procedente del norte y el aire cálido y húmedo que se genera en el sur, sobre el mar Mediterráneo. Es importante aclarar que una DANA no siempre está asociada a fenómenos meteorológicos dañinos o adversos.
El Mediterráneo es la región más propensa a sufrir este tipo de fenómenos, puesto que es un área propensa a que se formen masas de aire con altos niveles de humedad y calidez. Cuando estas se encuentran con el aire helado de la estratosfera, la reacción puede ser muy violenta. Y no solo se da en las áreas costeras, sino que históricamente el país ha sufrido estos fenómenos en áreas alejadas de la costa.
Históricamente, España sufre riadas e inundaciones vinculadas a una DANA desde el siglo XIX. De lo que no hay dudas es que la frecuencia de estos fenómenos se ha disparado desde fines del siglo pasado. Algo que los expertos vinculan con el calentamiento global de origen antropogénico.
¿Qué consecuencias puede tener?
Los efectos de una DANA pueden ser graves o muy graves para las regiones afectadas. Las ciudades a menudo no están preparadas para gestionar precipitaciones tan abundantes y en tan poco tiempo. Hablamos de grandes cantidades de agua que caen en algunas zonas como Almería y Murcia que están en proceso de desertificación, esto implica que sus suelos están degradados y no absorben el agua que cae. El agua busca entonces cauces lo más naturales posible y acaba arrasando con todo a su paso.
Las inundaciones y riadas resultantes vinculadas a la DANA pueden causar importantes daños. Sus catastróficas consecuencias han tenido altos costes, económicos y a veces, lamentablemente también en vidas humanas.