Greenpeace utiliza dos combustibles que cuestan 2,5 millones de euros. Ninguno es eléctrico, pero ambos están logrando revolucionar el sector del transporte. La extracción de combustibles fósiles afecta gravemente al medio ambiente y al ser humano y ni hablar de su combustión. Liberan gases contaminantes a la atmósfera que derivan en situaciones desastrosas para el planeta, como el aumento de la producción de gases de efecto invernadero, lluvia ácida, calentamiento global, deshielo de los casquetes polares, aumento del nivel del mar, incremento de lluvias torrenciales y huracanes más frecuentes, entre otras.
Aunque antes se utilizaban los combustibles fósiles como el “antídoto” para el progreso, hoy se vislumbran como los enemigos número 1. Su alta huella ambiental los deja fuera de las primeras opciones para las compañías dedicadas al sector de la movilidad en todas sus formas: dos ruedas, cuatro ruedas, aéreo, marítimo, vehículos pesados, etc. La reducción de las emisiones CO2, CH4 y N2O es imperativa para mitigar los efectos del cambio climático que avanza sin descanso.
Bajo estas circunstancias, ya han aparecido varias alternativas para hacer frente a la emergencia climática, con la electricidad como primera protagonista en el marco de los sustitutos de los combustibles fósiles. Sin embargo, Greenpeace tiene en mente otros dos combustibles que también podrían ocupar su lugar.
Greenpeace apuesta por dos combustibles revolucionarios de 2,5 millones de euros
Un astillero español construirá un nuevo buque de Greenpeace de 75 metros de eslora con sistemas de propulsión con hidrógeno y e-metanol, uno de los más sostenibles del mundo. El proveedor noruego de tecnologías de energía limpia Hexagon Purus Maritime, ha logrado un contrato para abastecer un sistema de combustible de hidrógeno comprimido que se aplicará en un nuevo barco ecológico comisionado por Greenpeace.
El pedido tiene una valoración aproximada de 2,5 millones de euros y fue realizado por el astillero español Freire. Sobre los hombros de esta compañía reposa la responsabilidad de desarrollar un buque de 75 metros de eslora. Un barco que dispondrá de tecnologías avanzadas sostenibles, entre las que están incluidos sistemas de propulsión con hidrógeno y e-metanol. La entrega del sistema de combustible de hidrógeno está programada para el año 2027.
El diseño del barco es una obra del estudio Dykstra y contará con más de 2.000 metros cuadrados de velas. De esta manera, será posible un aprovechamiento de la energía del viento para regenerar la energía a bordo. También tendrá baterías y paneles solares con el fin de generar energía solar. La combinación de estos diversos sistemas tiene como objetivo bajar de manera significativa el uso de los combustibles fósiles y reducir la huella de carbono emitida por el barco.
A su vez, el buque poseerá sistemas de energía avanzados que recurrirán a hidrógeno verde y e-metanol, ambos considerados fuentes de energía renovable clave para cumplir con las necesidades energéticas restantes a bordo. Estos combustibles alternativos resaltan por su capacidad de producir energía sin emisiones directas de dióxido de carbono, un factor determinante en la lucha contra el cambio climático.
Greenpeace sorprende con dos combustibles alejados de la electricidad
Según recoge la web de Hexagon Purus Maritime, Guillermo Freire, Director General del Astillero Freire, declaró: “Hexagon Purus está comprometido a liderar activamente el desarrollo de alternativas sin emisiones. Después de un proceso de licitación exhaustivo, estamos seguros de que Hexagon Purus Maritime posee las capacidades técnicas más avanzadas para cumplir con este emocionante proyecto”.
Por su parte, Robert Haugen, Director General de Hexagon Purus Maritime, manifestó: “Nos complace apoyar la misión de Greenpeace de mostrar soluciones innovadoras para reducir las emisiones marítimas. Esta colaboración subraya nuestro compromiso con las tecnologías de cero emisiones y con la contribución a un futuro sostenible para la industria marítima”.
Haugen también reparó en los desafíos con los que se topa la adopción generalizada del hidrógeno en el sector marítimo, como diferentes factores económicos, infraestructura, demanda y seguridad. Pese a estos retos, Haugen llegó a la conclusión de que los esfuerzos en conjunto, el avance de las tecnologías y las propuestas estratégicas adecuadas impulsarán el hidrógeno.
En definitiva, los dos combustibles que utiliza Greenpeace son hidrógeno y e-metanol, dejando la electricidad fuera de la partida esta vez. Si todavía quieres saber más sobre el nuevo barco de Greenpeace, en este artículo te proporcionamos más información.