El Hyperloop iba a llevarnos de Barcelona a Madrid en 30 minutos, pero fracasó en sus planes y hasta el día de hoy no ha logrado consumarse del todo. Y eso que utilizaría una tecnología relativamente conocida (aunque con matices): la del tren. El ferrocarril, comúnmente conocido como tren, es uno de los medios de transporte más antiguos y emblemáticos utilizados por la humanidad. Desde su irrupción en el siglo XIX, ha sido un invento crucial para el avance económico y social de diferentes países.
Para entender el origen del ferrocarril tenemos que viajar en el tiempo hasta el siglo XIX, cuando la Revolución Industrial transitaba su apogeo. Entonces, el transporte de mercancías se realizaba generalmente con carretas tiradas por animales. Un proceso que resultaba tan lento como costoso. Bajo estas circunstancias, surgieron los primeros conceptos de nuevos medios de transporte.
En 1804, el inventor británico Richard Trevithick construyó lo que fue la primera locomotora a vapor, denominada penydarren. Las décadas siguientes estuvieron marcadas por nuevas líneas férreas en diversos países, conectando ciudades y regiones de forma rápida y eficiente, permitiendo la creación de nuevos destinos turísticos, aumentando también la movilidad del ser humano.
Elon Musk quiso hacer historia con el Hyperloop, pero no lo consiguió (al menos por ahora)
En la actualidad, el ferrocarril sigue utilizándose con nuevas tecnologías que lo convierten en una pieza más cómoda y relevante para el sector del transporte. Así, en 2013, el magnate Elon Musk quiso reinventar todo lo que conocíamos sobre el tren convencional y propuso la elaboración de un tren capaz de alcanzar la velocidad del sonido, a más de 1 000 kilómetros por hora.
Para materializarlo, dispondría los vagones en un túnel metálico en el que levitarían en el vacío con potentes imanes. Solo así podría descartarse la resistencia aerodinámica y obtener velocidades supersónicas. Hace más de una década que el desarrollo del proyecto dio inicio en Estados Unidos, Europa y Asia.
España era uno de los lugares contemplados por Hyperloop, con un centro en Antequera (Málaga). No obstante, la falta de financiación hizo que descarrilara. Zeleros, una startup valenciana se puso como reto contar con el Hyperloop en 2030. Sin embargo, terminó reorientando sus esfuerzos hacia soluciones de movilidad eléctrica.
Por otra parte, la compañía estadounidense Virgin Hyperloop One también cortó con sus operaciones en el proyecto después de realizar una inversión que superaba los 450 millones de dólares. En su caso, incluso crearon un prototipo con humano, pero no rebasó lo 172 km/hora, según consigna CNN. Este escenario ha hecho que España entierre a Tesla Hyperloop con este “tren de agua”, que ya ha cruzado los Pirineos.
Retos a los que se enfrenta el proyecto Hyperloop
Hyperloop sigue en el imaginario de Elon Musk y algunos expertos que confían en el progreso de su tecnología. Pero, para que realmente sea una realidad, antes debe superar diferentes obstáculos. Para empezar, es complicado mantener el vacío en tubos que serán alargados durante centenares de kilómetros.
El elevado coste inicial de la construcción es otro punto a solventar antes de seguir soñando con la construcción del Hyperloop. Además, las cápsulas deben estar presurizadas y en condiciones óptimas para los pasajeros. Otro problema para solventar es la posibilidad de que se generen roturas o agujeros a lo largo de la infraestructura.
Una pequeña fuga podría significar un peligro para la integridad de los pasajeros y toda la construcción (pudiendo llegar a implosionar). Sumado a esto, todos los prototipos presentados de cápsula albergan una capacidad de entre 20 y 40 pasajeros. Esto representa un problema de instauración como transporte de masas.
Además, para aprovechar la infraestructura las cápsulas deberían salir cada pocos minutos. Un contexto en el que surgen otros retos, como la presencia de posibles ‘frenazos’.
Hyperloop sigue vivo, pero con dudas
A pesar de los fracasos pasados, ya existen algunos experimentados que van tomando forma. En noviembre, el proyecto LIMITLESS de la Escuela Politécnica Federal de Lausana, en Suiza, hizo pruebas con un prototipo a escala 1:12, con unos tubos de 40 centímetros de diámetro y una pista de 125,6 metros de largo.
En total, se ejecutaron 82 pruebas y consiguieron alcanzarse los 40 km/hora, el equivalente a 488,2 km en escala real. Un puntaje aún lejos de los 1 000 prometidos. La prueba más larga transitó 11,8 km de distancia, que en la vida real sería similar a la distancia recorrida entre Madrid y Cuenca en línea recta.
El Centro Europeo de Hyperloop en Veendam, Países Bajos, llegó a otro nivel. Dispone de un túnel de pruebas de 420 metros y 2 metros y medio de diámetro. En septiembre, una cápsula de Hardt Hyperloop se desplazó a 30 kilómetros por hora, aunque el objetivo es aumentar gradualmente la velocidad en próximas pruebas.
Hyperloop iba a llevarnos de Barcelona a Madrid en 30 minutos y utilizar una tecnología nunca vista. Por ahora, se sigue investigado la manera de que el ambicioso proyecto propuesto por Elon Musk llegue a ser una realidad. Mientras tanto, China no está dispuesta a quedarse atrás: acaba de presentar algo inédito en el mundo.