La NASA deja a un lado el popular hidrógeno y se decanta por el motor de plasma magnético. Se habla de 20 km por segundo y levitación en el espacio. La exploración del espacio ha sido un tema de fascinación y debate para el ser humano a lo largo de la historia. El espacio exterior está plagado de misterios por descubrir que continúan intrigando a la humanidad por mucho progreso que vislumbre el planeta Tierra, desde planetas lejanos hasta agujeros negros.
Por medio de la investigación del cosmos, el ser humano puede ampliar su conocimiento sobre el universo y el lugar que ocupa en él. Así es como hemos sido testigos de hazañas que desafían los límites conocidos. Además, la exploración especial no solo impulsa la llegada de avances científicos y tecnológicos. También fomenta la colaboración internacional y la innovación.
La curiosidad humana es la que ha fomentado la exploración a lo desconocido, a la superación de obstáculos y el alcance de nuevas fronteras. En esta búsqueda constante de búsquedas y respuestas, la NASA ha decidido ignorar el hidrógeno esta vez y centrar su atención en el motor de plasma magnético.
Motor de plasma magnético: esta vez la NASA llegará demasiado lejos
El plasma acelerado por campos magnéticos es el nuevo propulsor para ir a Marte. Un nuevo tipo de propulsor de cohete podría ser el vehículo para llevar a la humanidad a Marte y más allá. Esta fue la propuesta presentada por una físico del Laboratorio de Física de Plasma de Princeton (PPPL), laboratorio nacional del Departamento de Energía de los Estados Unidos, hace tres años.
Este dispositivo funcionaría aplicando campos magnéticos para conseguir que las partículas de plasma, un gas cargado eléctricamente también conocido como el cuarto estado de la materia, salieran disparados por la parte trasera de un cohete y, por motivo de la conservación del impulso, se lanza la nave hacia adelante. Los propulsores de plasma actuales, probados en el espacio, emplean campos eléctricos para impulsar las partículas.
El nuevo concepto aceleraría las partículas por medio de la reconexión magnética, un procedimiento que se halla en todo el universo, incluida la superficie del sol, donde las líneas del campo magnético convergen, se separan de manera repentina y después se unen de nuevo. Con este proceso, produce una gran cantidad de energía. La reconexión también sucede dentro de los dispositivos de fusión en forma de rosquilla denominados tokamaks.
“He estado cocinando este concepto por un tiempo”, manifestó vía comunicado Fatima Ebrahimi, física investigadora principal de PPPL, creadora del concepto y autora de un artículo donde describe detalladamente la idea en el Journal of Plasma Physics. “Tuve la idea en 2017 mientras estaba sentada en una terraza y pensaba en las similitudes entre el escape de un automóvil y las partículas de escape de alta velocidad creadas por el Experimento Nacional de Torus Esférico (NSTX) de PPPL”, el precursor de la insignia actual del laboratorio.
Motor de plasma magnético: un invento con el que la NASA podría lograr maravillas
Mientras tiene lugar su funcionamiento, este tokamak genera burbujas magnéticas (plasmoides) que tienen un movimiento de alrededor de 20 km por segundo, “lo que me pareció un empuje”. La fusión, el poder que impulsa al sol y las estrellas, combina elementos ligeros con forma de plasma. Asimismo, el estado caliente y colmado de la materia compuesta de electrones libres y núcleos atómicos que representa el 99% del universo visible, para la producción de una masividad de energía.
Los científicos quieren replicar esta fusión en la Tierra para alcanzar un suministro de energía prácticamente inagotable para producir electricidad. Ebrahimi destacó que su concepto de propulsor tiene su origen en su investigación sobre la energía fusión y señaló que “el siguiente paso es construir un prototipo”, una pieza con la que la NASA podría llegar muy lejos en sus investigaciones aeronáuticas y espaciales.