El hidrógeno ha ganado una gran popularidad en el último tiempo con implementaciones tan destacadas como la del motor más versátil de la historia. Sin embargo, podría tener sus días contados ante la llegada de un combustible sustituto. En 2024, ya no quedan dudas de que los combustibles fósiles no tienen la misma llegada que en antaño. Tuvieron años de máximo esplendor donde se veían como la vía más efectiva para lograr grandes progresos industriales.
Sin embargo, el tiempo ha ido evidenciando su devastadora huella ambiental. El avance del calentamiento global y el cambio climático es trágico y difícil de asumir por el ser humano y el medio ambiente, por lo que urge conseguir nuevas formas de abastecimiento con la misma llegada, pero una menor carga de polución. Así es como hemos llegado al tiempo presente, uno en el que la transición energética es evidente prácticamente en todas las industrias, pero especialmente la del transporte.
No importa si hablamos de vehículos de dos o cuatro ruedas, que van por tierra, mar o aire, la movilidad necesita cambios y solo nuevos combustibles pueden proporcionárselos. Hasta ahora, el hidrógeno había sido una de las opciones más llamativas, pero su “reinado” se ve amenazado por otra alternativa.
Llega el sustituto del hidrógeno: el amoniaco
En la búsqueda de nuevas opciones para la movilidad, el amoniaco se torna como una solución viable para utilizar en los motores de combustión. El año 2035 está marcado como una de las fechas más importantes para las compañías dedicadas al transporte. Europa busca prohibir para entonces la venta de vehículos con motor de combustión. Aunque haya una revisión previa en 2027 para verificar si efectivamente se están dando las condiciones ideales para que suceda, en el ambiente ya se siente que el cambio llegará más pronto que tarde.
Es por eso que las empresas del sector siguen investigando intensamente para encontrar alternativas más allá de los vehículos eléctricos. Pasar todos los modelos futuros a la tecnología eléctrica implica un desembolso importante de dinero. Requiere cambiar prácticamente todo lo que conocíamos hasta ahora. Bajo estas circunstancias, varios expertos analizan la viabilidad de seguir utilizando los motores de combustión, pero con otros combustibles más compasivos con el medio ambiente.
Metanol, hidrógeno, e-fuels y combustibles sintéticos son algunas de las propuestas que se han barajado hasta el momento, pero hay otra que podría imponerse e incluso desbandar al aclamado hidrógeno: el amoniaco. Muchos lo conocen más como un producto de limpieza que como un combustible. Se ha utilizado durante décadas para fertilizar suelos, limpiar textiles, desengrasar, desinfectar, eliminar malos olores o crear fármacos, pero ¿y si el futuro de la movilidad dependiera de él?
Es un combustible que ya se ha probado, pero por ahora ha dado mejores resultados en barcos y camiones. No obstante, todavía se estudia la posibilidad de pasarlo también al transporte de pasajeros. Las investigaciones permanecerán estancadas hasta que se encuentre la forma de lidiar con serias dificultades que impiden su avance, como el propio manejo del amoniaco y la falta de infraestructura de repostaje.
¿Puede el amoniaco desbancar al hidrógeno?
Ya lo dijo Colin McKerracher, jefe de análisis de transporte y automoción de BloombergNEF: “El amoniaco es extremadamente difícil de manejar”. Varias universidades, como la de Sofía de Tokio, trabajan para lograr una quema eficaz del amoniaco dentro de la cámara de combustión de un motor.
Cabe destacar que el amoniaco es un combustible libre de carbono. Una molécula está conformada por tres átomos de hidrógeno y uno de nitrógeno. Sin embargo, en este punto es en el que encontramos uno de sus principales inconvenientes: su baja inflamabilidad y las altas emisiones de óxido de nitrógeno. Lo que buscan las investigaciones en curso es aplacar estos problemas.
En las pruebas iniciales se utilizó amoniaco mezclado con gasolina, pero la meta final es utilizar solo amoniaco, desprendiendo cualquier vínculo con los combustibles fósiles. En definitiva, el amoniaco podría ser el sustituto del hidrógeno. Ya se están haciendo pruebas con motores reales, pero todavía debe demostrar mucho para terminar de convencer a la industria. Mientras tanto, el hidrógeno sigue ganando terreno en proyectos ambiciosos como el motor de H para coches de Bosch.