Es verdad, tenemos que ir con cuidado de no tocar, pero no son peligrosas, simplemente evitaremos el contacto, además debemos ser conscientes de que se encuentran en su medio y existen unas razones de por qué se encuentran en las playas.
Como podréis ver, os explicaremos un poco la biología de estos organismos, y comprobaréis que las especies que tenemos habitualmente en nuestro Mediterráneo no son peligrosas. Recordemos que no debemos tocar, y también que no a todos nos afecta por igual su picadura. Es tan fácil como compararla con una picada de avispa, hay personas a las que no les hace nada y en cambio otros que sufren inflamaciones considerables.
Las medusas son invertebrados que pertenecen al grupo de los Cnidarios, y cuando son adultos viven flotando en el mar ya que son organismos pelágicos. El ciclo de vida de la mayoría de los cnidarios incluye una fase pólipo y una fase medusa. Esta última es la fase sexual del ciclo, existiendo sexos separados, diferenciando fácilmente en muchos casos los machos de las hembras. Todos los cnidarios se caracterizan por tener unas células urticantes, que son los cnidocistos, que usan para capturar presas y defenderse. Estas células están localizadas en los tentáculos y siguen activas aunque la medusa esté muerta o en la arena. Por esta razón recomendamos no tocar al animal aunque la encontramos en la arena. Cuando estas células urticantes entran en contacto con la presa se dispara un mecanismo creando una pequeña herida en donde se inocula una sustancia urticante. Esto es lo que pasa cuando una persona toca una medusa.
Las medusas viven alejadas de la costa como individuos aislados o formando bancos, las especies más frecuentes y abundantes en nuestras playas proceden de mar abierto desplazadas por el viento y las corrientes superficiales. Este fenómeno se puede dar durante todo el año, aunque es mucho más frecuente en verano debido a la dominación de los vientos que soplan de mar a tierra. Durante el verano las aguas costeras son más cálidas que en invierno y tienen una temperatura muy similar a las aguas de mar abierto. Cuando las corrientes y vientos arrastran las masas de agua con medusas hacia costa éstas se mezclan fácilmente y esto provoca que estos animales lleguen a costa con mayor facilidad. Los años con primaveras e inviernos lluviosos o más frescos favorecen que las aguas costeras a principios de verano sean más frescas que otros años. Así, la mezcla de masas de agua no se ve tanto favorecida, y por lo tanto, habrá menos posibilidad de que las medusas de las aguas de mar abierto lleguen a nuestras playas. Estos organismos no tienen capacidad de volver a mar abierto y mueren en las playas donde son devoradas por peces e invertebrados.
Hacia los años setenta y ochenta las proliferaciones masivas de medusas en las costas empiezan a despertar un gran interés, considerando estos blooms de organismos gelatinosos no como un problema sino como un síntoma de los problemas ambientales como la eutrofización, asociada a fenómenos de sobrepesca, la modificación de hábitats, la introducción de especies invasoras y el cambio climático, siendo por tanto un reflejo más del cambio global.
Hoy en día este problema se ha extendido por todo el Mediterráneo, debido al aumento generalizado de la contaminación orgánica y la eutrofización que hace que se multiplique la producción primaria y por tanto se dispare la aparición de organismos como las medusas, que se alimentan de este recurso. Además, debemos añadir el descenso de la población de especies que también se alimentan de esta producción primaria, que competía con las medusas, lo que provoca un incremento masivo de estos organismos gelatinosos. También hemos de señalar el importante descenso que están sufriendo animales, como son las tortugas marinas o el atún, los cuales se alimentan de medusas, y hacen que el equilibrio se rompa, aumentando aún más su número en el mar.
En cuanto a las especies más abundantes en el Mediterráneo destaca la Pelagia noctiluca (Foto 1)
Se trata de una especie de pequeño tamaño, de color transparente o marrón, con unos tentáculos que pueden llegar hasta metro y medio. Es frecuente en nuestro litoral y cada año llega a nuestras costas en grandes cantidades.
También podemos encontrar la Cotylorhiza tuberculata (Foto 2) y la Rhizostoma pulmo (Foto 3), que aparecen sólo en los meses de verano, ya que en invierno se encuentran en una fase de su ciclo biológico en forma de pólipo adherido al sustrato rocoso del fondo del mar.
Encontramos, pero no habitualmente, la Aurelia aurita (Foto 4), de pequeño tamaño, de color azul transparente. Esta especie no produce picaduras. Y la Chrysaora hysoscella (Foto 5), de tamaño medio, que se reconoce fácilmente por su color amarillento con rayas marrones.
Otra especie frecuente en nuestro litoral es la Velella velella (Foto 6), conocida como Montaditos de San Pedro, que vive flotando sobre la superficie del agua y se desplaza con la ayuda de una vela, situada a su cuerpo, que favorece el ser arrastrada por el viento. Las células urticantes de esta especie son inofensivas para nosotros.
Estas son algunas de las medusas que podemos encontrar aquellos días en los que decidimos ir a la playa a pasar un día relajante y divertido. Y la mala información o la desinformación sobre estos animales, nos convierte estos momentos en pesadillas. Sólo quisiera hacer llegar a todos la idea de que, si este día escogido llegamos a la playa y encontramos alguno de estos seres no sin estropee el momento, y aprovechar la presencia de estos para recordar que en el mar hay vida más de nosotros, y que tenemos que aprender a compartir el espacio. No los toques y ya está. Ellos no vendrán a atacar-te, simplemente están, flotando y dejándose llevar por las olas. Dejado llevar tú también y disfruta!
Ángel Juárez Almendros – Presidente de Mèditerrania-CIE