Los buitres son aves carroñeras que desempeñan un papel importante en los ecosistemas al consumir animales muertos, ayudando a mantener el ambiente limpio y controlando la propagación de enfermedades. Existen varias especies de buitres distribuidas en diferentes regiones del mundo, tanto en América, África como en Eurasia.
Tienen un sentido del olfato muy desarrollado (especialmente en algunas especies) para localizar cadáveres a larga distancia; además de picos fuertes y ganchudos que les permiten desgarrar la carne de los animales muertos. Aparte, muchas especies tienen cabezas y cuellos desnudos, lo que facilita la higiene al comer cadáveres en descomposición.
Ahora, un estudio será de gran utilidad para comprender cuáles son las mejores zonas en las que estos animales pueden deshacerse de una manera más rápida de esas otras especies ya muertas.
Los lugares ideales para el festín carroñero de los buitres
Un estudio de Fundación Artemisan, publicado en la revista científica ‘Animals’, señala que los buitres eliminan cadáveres de animales más rápido en hábitats abiertos y de alta altitud. El trabajo, que se enmarca en el proyecto Caza en la Ecología de Aves Carroñeras (CEAC), ha sido desarrollado por la Fundación Artemisan y la Fundación Bergara, que estudia la relación sinérgica entre aves carroñeras y cazadores, según ha informado este jueves, en nota de prensa, los autores del estudio.
El estudio publicado apunta que la densidad de vegetación y la altitud del paisaje influye decisivamente en la capacidad de los buitres para detectar y eliminar cadáveres de ungulados silvestres, como el ciervo. La investigación aporta evidencia científica clave para mejorar la gestión de subproductos de caza y reducir riesgos sanitarios en el medio natural.
Dentro del proyecto CEAC, se analizaron 67.510 fotografías tomadas con cámaras trampa durante 30 días, en ocho localizaciones (con tres réplicas cada una) con restos de ciervo tras acciones de caza en un coto de Sierra Madrona. Se documentó el consumo por parte de dos especies de carroñeros obligados —buitre leonado (Gyps fulvus) y buitre negro (Aegypius monachus)— y cuatro carroñeros facultativos: cuervo (Corvus corax), jabalí (Sus scrofa), zorro (Vulpes vulpes) y perro (Canis familiaris).
Los jabalíes fueron detectados en el 75 % de las localizaciones (18 de 24), mientras que los buitres eliminaron completamente 13 cadáveres, con un tiempo medio de permanencia en campo de solo 24 horas, los jabalíes consumieron completamente cinco cadáveres, pero con un tiempo medio de más de seis días.
Además, los datos muestran que en zonas abiertas y de mayor altitud, los buitres llegan antes y eliminan los cadáveres con mayor rapidez ya que, mientras en hábitats abiertos los cadáveres permanecen en el campo una media de 51 horas, en hábitat densos, la media se eleva a 132 horas y la llegada de los buitres también se retrasa significativamente.
Estos efectos se reflejan en los modelos estadísticos con aproximación bayesiana utilizados, que explican hasta el 49 % de la variabilidad en el tiempo de llegada de los buitres y el 61 % de la variabilidad en el tiempo de permanencia de los cadáveres. En este sentido, el estudio afirma que no es suficiente con permitir el abandono de subproductos cinegéticos, ya que, si no se elige bien el lugar, los buitres no llegan a tiempo y el cadáver queda expuesto, conllevando riesgos sanitarios o no siendo bien aprovechado como recurso trófico. EFE / ECOticias.com