El olivar, por su extensión, importancia social y económica y valor ambiental, es un cultivo estratégico para la Unión Europea. Ocupa casi 5 millones de hectáreas a lo largo de esta comunidad de países. Y es uno de los principales cultivos de España, Italia, Grecia y Portugal, alcanzado su culmen en regiones como Andalucía o Apulia.
Además, da empleo a miles de trabajadores -tanto en el campo como en la industria asociada-. Y aporta un porcentaje importante del PIB agrícola de estos Estados. Tanto que el aceite de oliva llega a ser marca país en cada uno de ellos.
Además, es el cultivo más representativo de la ecorregión de la cuenca mediterránea, la región europea más importante para la conservación de la biodiversidad a escala mundial. Debido a su carácter permanente -a diferencia de los cultivos herbáceos-. Y los miles de años que lleva siendo cultivado, la flora y la fauna de esta región no solo han evolucionado junto al olivar, sino que incluso han encontrado en él un refugio.
Algo que se puede comprobar a simple vista, observando la gran cantidad de olivares que hay en el interior de gran parte de los espacios de la Red Natura 2000 o que se cultivan alrededor de ellos. Esta es una de las razones por las que el proyecto Olivares Vivos resulta tan importante.
Crisis de la biodiversidad
Lamentablemente, esta biodiversidad está en crisis. La intensificación del olivar a través del abuso de fertilizantes y fitosanitarios, el uso de maquinaria pesada durante las labores agrícolas, y su extensión sobre otros cultivos, creando grandes monocultivos, han provocado una crisis ecológica. En las que la erosión y la pérdida de biodiversidad son sus principales reflejos.
La principal causa de esta situación ha sido la búsqueda de la máxima producción posible, dado que ese ha sido el camino señalado durante décadas por las administraciones y los propios agricultores. Que lo veían como única salida para buscar la rentabilidad de sus explotaciones.
Un camino que tiene consecuencias sobre la rentabilidad de los olivares tradicionales, que ahora compiten con otras plantaciones más productivas. O que tienen que recurrir a la utilización de grandes cantidades de abonos y plaguicidas que cada vez cuestan más y que resultan nefastos para la naturaleza.
La solución de Olivares Vivos
Para revertir esta situación, Olivares Vivos ha diseñado y testado un modelo de agricultura que recupera biodiversidad, a través de una serie de actuaciones en las fincas agrícolas, relacionadas con el manejo de las cubiertas herbáceas. La restauración de espacios improductivos de las fincas, a través de la plantación de diversas especies arbóreas, arbustivas y herbáceas. Y la instalación de elementos de apoyo a la fauna salvaje (cajas nido, creación de charcas y bebederos, etc.).