Zoológicos: secuestrar para entretener. Por eso hemos imaginado un nuevo zoológico, un zoológico del futuro, que te sumerge en hábitats salvajes en realidad virtual y te permite observar elefantes, jirafas, tigres y pingüinos de cerca, muy de cerca. Gracias a esta idea, Europa ya tiene su primer Zoológico virtual.
GAIA espera así demostrar que la realidad virtual representa una alternativa real al cautiverio. Ya que este es un cautiverio que expone a los animales a numerosos sufrimientos físicos y mentales.
Millones de animales cautivos
Varios millones de animales salvajes se mantienen en cautiverio en los 10.000 zoológicos que se cuentan actualmente en el mundo. Confinados en recintos infinitamente más pequeños que su hábitat natural. En ambientes artificiales que poco tienen que ver con su sabana o bosque nativo, estos animales pueden sufrir graves patologías mentales y físicas.
Muchos de ellos, por ejemplo, desarrollan estereotipias, es decir, comportamientos anormales y repetitivos, síntoma de un gran sufrimiento psicológico: idas y venidas incesantes, balanceos continuos, acicalamiento compulsivo, automutilaciones, etc. El aburrimiento es tal en estos animales que enloquecen.
En los zoológicos, los recintos están construidos sobre todo para que los visitantes puedan observar a los animales. Incluso en detrimento de la tranquilidad de estos últimos. Expuestos con frecuencia a una multitud ruidosa, a veces obligados a estar en contacto con humanos, sufren un alto grado de estrés que degrada su ya problemática calidad de vida.
Eso NO es protección ni educación
Para justificar su lucrativo negocio, los zoológicos afirman que protegen especies en peligro de extinción. Sin embargo, la mayoría de las que se encuentran en los zoos no están amenazadas. Por lo tanto, desde el punto de vista de la conservación, su cautiverio no tiene interés ni justificación. La elección de las especies expuestas al público se basa a menudo en el carácter emblemático de los animales. Y no en criterios de conservación.
Además, casi todos los animales presentes en los zoológicos nacieron en cautiverio, lo que dificulta, si no imposibilita, su regreso a la naturaleza. Pertenezcan o no a especies en peligro de extinción, estos animales nunca serán reintroducidos en su biotopo. En resumen, el argumento de la preservación de las especies, incansablemente machacado por los zoológicos, no se sostiene.
Las acciones educativas y de investigación que proponen los parques zoológicos no son menos cuestionables. ¿Qué podemos aprender realmente sobre el comportamiento natural y las necesidades de un animal salvaje (alimento, hábitat, etc.) al observarlo encerrado en un pequeño recinto, frustrado, solo y privado de toda autonomía?
Eso no es todo: cada año, los zoológicos matan muchos miles de animales para manejar sus problemas de sobrepoblación. Claramente, si un zoológico juzga que un animal es “excedente”, puede matarlo.
Los zoológicos siguen siendo negocios lucrativos cuyo propósito es entretener. Claro que algunos están haciendo esfuerzos para darles a los animales una vida un poco más decente. Pero seamos honestos: incluso en los mejores parques, una vida en cautiverio no es una vida para animales salvajes.
“El zoológico es el único lugar donde todos los presos son inocentes.”
Phyllis Diller, actriz estadounidense
¿Qué podemos hacer por ellos?
Si te preocupa proteger a los animales salvajes, no visites los zoológicos. El dinero de tu entrada solo ayudará a estos establecimientos a encerrar a perpetuidad a más seres sensibles e inteligentes. Y aunque no lo quieras, acabarás siendo cómplice de su encierro. Y del de los que llegarán después.
En lugar de observar osos polares paseando sobre un témpano de hielo de hormigón o monos aturdidos por el aburrimiento en un recinto de cristal, conozcamos a los animales salvajes que habitan nuestros bosques y nuestros campos, respetando su libertad. Zoológicos: secuestrar para entretener.