La economía circular es un sistema de producción que tiene como objetivo reducir el uso de materiales primarios, generar la menor cantidad de desechos posible y minimizar el coste ambiental, optimizando y alargando la vida útil de los productos.
Si nos paramos a pensar, no es un concepto nuevo. Está presente en la naturaleza de manera innata y generaciones anteriores a la nuestra, sobre todo en tiempos de escasez, la asumían con normalidad.
El modelo económico lineal que tenemos instaurado actualmente, este sistema de usar-tirar-comprar y repetir, debe modificarse para llegar a implantar un sistema más eficiente y respetuoso con el medio ambiente.
La baja calidad de los productos, el menor tiempo de uso de los bienes y el consumismo impuesto son los mayores problemas que nos encontramos en nuestra sociedad. No solo afecta al medioambiente, también a nivel económico y a nuestra estabilidad emocional debido a las necesidades creadas.
La población no deja de crecer y se prevé que en 2050 la población mundial sea de más de 9.000 millones, por lo que debemos minimizar el uso de los recursos no renovables de los que disponemos y optimizar el empleo de los renovables, ya que de otra manera el deterioro ambiental será fatal.
El concepto más primario se basa en las 3R: reducir, reutilizar y reciclar. Pero poco a poco nos hemos ido dando cuenta de que esto no es suficiente y que, aunque el reciclaje es sumamente importante, no es la clave de la economía circular.
Cuestiones como el diseño ecoamigable, la concienciación de consumidores y la responsabilidad de las empresas, son tremendamente importantes para conseguir un modelo de consumo respetuoso y funcional.
La economía circular de nuestros abuelos:
Dicen que el pasado está condenado a repetirse, pero en algunos casos, esto puede ser bueno. Si echamos la vista atrás y observamos cómo vivían nuestros abuelos, nos daremos cuenta de que en ellos tenemos el mejor ejemplo de economía circular.
A pesar de desconocer el concepto, las sociedad lo practicaba con normalidad. Los bienes se arreglaban; existía conciencia de intercambio y préstamo y el plástico no era una plaga… Al contrario que en la sociedad actual, donde prima el consumismo desmedido, generaciones pasadas intentaban que los productos estuviesen en el mercado el mayor tiempo posible, alargando su vida útil, ya fuese para el propósito para el que estaban concebidos o buscándole nuevas usos.
Ejemplos de economía circular que podemos aplicar fácilmente:
En nuestro día a día, es sencillo implementar el sistema de economía circular. Además de intentar no caer en el consumismo puro, existen pequeñas acciones beneficiosas para el Medio Ambiente y que supondrán un plus en el ahorro.
Existen empresas de alquiler de todo tipo de productos y servicios. Las más conocidas son las de coches, pero han ido apareciendo otras de alquiler de ropa que, por una cuota mensual, hacen envíos de varias prendas que luego devolveremos; de maquinaria y herramientas, muy útiles ya que muchas veces compramos algo que solo vamos a usar una o dos veces; de equipos audiovisuales como cámaras de fotos, pantallas, proyectores…
Casi todos los supermercados ya disponen de bolsas reutilizables y algunos empiezan a sustituir las bolsas plásticas para frutas y verduras, por otras de tela y malla.
Si la vida personal nos lo permite, siempre es recomendable compartir coche en nuestros desplazamientos o utilizar el transporte público.
La formación es importarte, necesitamos el conocimiento para mejorar en cualquier aspecto de nuestra vida. Hacer cursos en modalidad teleformación tendrá un impacto medioambiental menor, además de ayudarnos con el ahorro de desplazamientos y material.
Imprime cuando sea imprescindible, a doble cara y usando tipografías sostenibles como puede ser Ryman Eco, que emplea de media un 33% menos de tinta que las convencionales. Si tienes sobrantes de papel, aprovéchalos para hacer pequeños blocs de notas.
El agua del deshumidificador puedes utilizarla para regar plantas, fregar en casa…
¿Tienes niños pequeños? Hay un montón de “basura” que, con un poco de imaginación, pueden convertirse en juguetes maravillosos.
Recuerda que los recursos de nuestro planeta son limitados. Debemos aprovechar y reducir las materias primas para contribuir a la sostenibilidad. El problema no radica solo en la creación de bienes y productos, sino también en su eliminación. La economía circular es la mejor manera de afrontar todos estos problemas, empezando por la principal R: reducir.
Si quieres concienciarte aún más y aprender algo nuevo, ¡no dejes pasar la oportunidad de formarte! Solicita ya tu plaza en Cursos Femxa y descubre lo que podemos hacer por ti.