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lunes, mayo 29, 2023

Las medusas proliferan con la existencia de vertidos contaminantes en el mar

La bióloga del CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas), Dacha Atienza, y el investigador del Instituto Español de Oceanografía, Ignacio Franco, han descartado que la temperatura del agua tenga que ver con este fenómeno que tanto alarma en verano a los bañistas del Mediterráneo español.

Así por ejemplo, en los caladeros de Namibia se comprobó cómo la sobreexplotación pesquera esquilmó a los competidores de las medusas: mientras en los años 50, los pescadores del país africano encontraban en sus redes una medusa por cada tres peces, en los 80, década en la que tuvieron que cerrarlos, la proporción fue de 10 medusas por pez.

A nivel mundial esta proliferación también está muy asociada, según Franco, a los vertidos de determinados contaminantes, que se traducen para las medusas en un exceso de nutrientes, el efecto es igual que si se abonan las plantas.

Por su parte, Dacha Atienza, que participa en una investigación sobre las medusas en las costas catalanas, ha explicado que es imposible predecir cómo será este verano. «En las costas catalanas, se ha investigado la presencia de estos escifozoos desde el 2000 y se ha visto que hay periodos cíclicos, y comprobado que uno es de subida y otro de bajada, pero es insuficiente para saber dónde estamos ahora. Hay que investigar más en el tiempo, y ver más ciclos, para aventurarse en las predicciones», asegura.

Lo que sí se puede afirmar, es que desde el año 2000 hasta el 2010, el peor año de medusas en el litoral catalán fue el del 2006. También, y según esta bióloga, es un «fenómeno natural» que empiecen a aparecer ahora en mayo, por su ciclo de vida, y permanezcan en verano, y hay especies concretas, como la Pelagia noctiluca, que se encuentra durante todo el año.

«Otras especies más corrientes en el Mediterráneo, y más estacionales, son la Aurelia aurita, la más común en todo el mundo.
En cuanto a nuestra vecina la carabela portuguesa (Physalia phisalys), es injusta su fama de asesina», coinciden ambos expertos.

Además, y según Atienza, no se trata de una medusa sino de un organismo gelatinoso que está en el Atlántico, que es su hábitat natural, y de manera normal entra en el Mediterráneo en el invierno porque es arrastrada por las corrientes que traen agua del Atlántico.

«Solo las australianas, que no llegan a nuestras costas, son mortales, concretamente la Chironex flecheri, conocida vulgarmente como avispa del mar, y que encabeza la lista de los animales más venenosos del mundo», comenta esta bióloga.

Existe una investigación científica, según Ignacio Franco, que recoge las muertes a nivel mundial por medusas, desde 1885 a 1995; y por carabela portuguesa solo hay cuatro registros de muerte. «Lo que ocurre es que su picadura es más dolorosa e intensa, pero a priori no es mortal, y puede darse el caso en determinadas personas que desarrollen síntomas paralelos como vértigos, vómitos o taquicardias».

Especializado en el fenómeno de las medusas del Mar Menor, Franco relata que en el 93 entraron las dos especies nuevas que han dado mayor problema, la Rhizostoma pulmo y Cotylorhiza tuberculata. «Su presencia en el 96 fue masiva, pero el año pasado no hubo queja por medusas en el Mar Menor, y cuando hay muchas en este mar, la sensación es que hay más medusas que agua», puntualiza.

Andalucía Investiga

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