“En este trabajo se pone en tela de juicio, entre otras, la creencia de que estresar la planta es bueno para obtener un buen mosto y se demuestra de manera objetiva que el riego racional es bueno para la planta
Un equipo de investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) ha estudiado los efectos que tienen la cantidad de agua utilizada en el riego y su distribución en el tiempo, en la calidad del mosto, para ayudar a los agricultores a obtener un producto de mayor calidad.
“En este trabajo se pone en tela de juicio, entre otras, la creencia de que estresar la planta es bueno para obtener un buen mosto y se demuestra de manera objetiva que el riego racional es bueno para la planta y que la respuesta al riego depende de la dosis más que del manejo que se haga del agua a lo largo de la campaña”, explica Pilar Baeza, del Grupo de Investigación en Viticultura de la UPM.
El estudio se llevó a cabo en la variedad Cabernet-Sauvignon. A pesar de que ésta supone escasamente el 2,25% de la superficie de variedades tintas cultivadas en España, es, sin embargo, la variedad más cultivada a escala mundial, así como la más extendida. Esta particularidad hace que se utilice como variedad de referencia o testigo, pues permite realizar comparaciones con los resultados de grupos en otras zonas vitícolas muy diferentes a la nuestra; de Cabernet-sauvignon podemos encontrar resultados de respuesta al riego en zonas tan diferentes como Francia, EEUU (California) o Australia.
Cuando el agua es limitada, mejor restringirla en la fase de maduración
El trabajo, llevado a cabo por un equipo de técnicos del Grupo de Investigación en Viticultura de la UPM, compara los resultados obtenidos tras 5 años consecutivos, a partir de distintas dosis y manejo del agua a lo largo del ciclo.
Como resultado de este estudio, los expertos constataron que campañas reiteradas con déficit hídrico severo, causan una reducción gradual de la cosecha, de la fertilidad de las yemas y del crecimiento de la planta. Cuando se producen diferencias significativas en la composición del mosto, aquellos procedentes de cepas con escasa disponibilidad de agua dan mostos con menor contenido polifenólico.
Los investigadores también determinaron que la respuesta de planta está más influenciada por la cantidad de agua disponible durante la campaña que por su distribución a lo largo de la misma.
No obstante, estos expertos llegaron a la conclusión de que cuando la disponibilidad de agua es limitada, es preferible no restringir el riego en la fase brotación-tamaño guisante y producir un déficit moderado en la fase de maduración, lo que implica que los agricultores deben poner un mayor énfasis en el riego de la planta desde antes de brotación hasta envero –época de coloración de la uva–, restringiendo posteriormente el riego de forma moderada.
Este estudio corrobora que la falta de agua de manera continuada e intensa produce mostos de menor calidad, a diferencia de lo que sostiene la sabiduría popular pues es una creencia muy extendida el creer en el binomio “déficit de agua – calidad del mosto”.