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viernes, junio 2, 2023

Vida saludable sin comida basura

Para tener una vida saludable es fundamental que los alimentos sean frescos, nutritivos y no contengan aditivos y si leemos algunas etiquetas tendremos una gran decepción, porque que diga ‘bio’, ‘orgánico’ o ‘ecológico’, no significa que en realidad lo sea.

Vida saludable sin comida basura. Uno de los mayores problemas de los países industrializados es la comida basura o comida ‘chatarra’. Que en realidad es un producto falsamente alimenticio creado desde cero a partir de procesos industriales. Tales como dividir los granos de trigo en almidón, proteínas, gluten y reutilizar estas moléculas para fabricar productos a un coste menor.

Es el típico ejemplo de la comida industrial que consume prácticamente todo el mundo. Desde el deportista que se bebe un batido de proteínas creyendo que de esa forma aumentará su rendimiento. O la persona con sobrepeso que recurre a las barritas adelgazantes que contiene azúcares y químicos. Hasta las albóndigas de verdura envasadas al vacío rellenas de aditivos y glúcidos. O la pizza vegetariana que nos venden como orgánica y bio.

Lo que comemos a diario procedente de la industrialización. Buen ejemplo de ello son las salsas, los panes, las albóndigas, la pizza y los helados. Que son en realidad alimentos totalmente desnaturalizados, que no contienen prácticamente nutrientes. Porque en realidad son un cóctel de sal, aromas, estabilizantes, azúcares y mucho más, que el cuerpo no sabe cómo digerir y acaba enfermando.

Además de no aportar nada al cuerpo, este tipo de alimentos suelen contener cantidades desorbitadas de sal y azúcares. Que resultan sumamente perjudiciales para la salud y no solo no sacian, sino que en realidad provocan más hambre. Puesto que tienen componentes adictivos, que hacen que el cerebro pida más.

¿Comida basura ecológica?

Hay que tener cuidado, porque muchos fabricantes usan y abusan del etiquetado de orgánico, ecológico o bio. Con tal de vender sus productos ‘disfrazan’ de saludables, unas patatas fritas con altísimos contenidos de sal y aditivos, un batido que solo tiene esencias de espinacas, naranjas y zanahorias y mucha agua, un embutido con verduras procesadas y colorantes o un bizcocho integral ecológico relleno de cremas con espesantes químicos.

Debemos prestar atención a lo que compramos, ya que, por más que sean productos fabricados en España, con materias primas nacionales y que en el envase aseguren que son saludables, orgánicos o bio, en realidad, eso no necesariamente será cierto.

La clara de huevo en polvo, los guisantes deshidratados, los azúcares ultraprocesados y los aditivos más tóxicos también se fabrican aquí. Y no son en absoluto componentes adecuados de un verdadero alimento ecológico.

Por más que un título colorido proclame que algo es bio u orgánico, cuando existe una etiqueta que enumera una lista de ingredientes e información nutricional, ya estamos hablando de comida industrializada. Aunque hay diversos grados de comida basura y procesada. Además, tener una vida saludable, no implica que no podamos comer unas patatas fritas o tomarnos un refresco de cola de vez en cuando, siempre que esto no sea lo habitual.

Siempre hay tiempo para quererse

La excusa más común que se esgrime a la hora de justificar que se coma mal, es que la gente carece de tiempo para cocinar. Lo cual seguramente sea así en algunos casos, pero seguro que no lo es en la mayoría. Puesto que el español medio puede pasar más de 3 horas frente al televisor cada día y otras 3 mirando el móvil (aunque a veces estas actividades pueden superponerse).

Esto implica que, si solo dedicásemos 30 minutos menos al televisor y al móvil, nos sobraría 1 hora diaria para poder cocinar unas verduras, preparar una ensalada, hacer una tarta, guisar legumbres y hasta un postre sencillo a base de frutas de temporada. Nuestra salud y nuestros bolsillos lo agradecerán. Vida saludable sin comida basura.

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