Asia atesora algunas de las fábricas más importantes del mundo. Su misión parece ser forrar el mundo de negro cambiándolo para siempre. El continente asiático está creciendo rápidamente en el ámbito de las tecnologías ecológicas emergentes, transformándose en un líder potencial de materiales avanzados para baterías y plásticos biodegradables.
Esto impulsado por importantes cantidades industriales y respaldo político. Así lo dejó asentado un informe del Foro de Boao para Asia del pasado 25 de marzo titulado «Desarrollo sostenible: Informe Anual de Asia y el Mundo 2025 – Abordando el cambio climático: Asia se vuelve verde».
El estudio expuso que China cuenta con el 85% de la capacidad de nueva energía con origen en energías renovables. Por otra parte, Indonesia y Singapur lideran los esfuerzos en materia de captura y almacenamiento de carbono.
Asia avanza a pasos agigantados con esta tecnología: planea algo apoteósico
Tras saberse sobre la nueva tecnología que supera todos los límites, Asia vuelve a estar a la palestra. La gran protagonista del continente es China, que lidera la producción global de paneles solares.
Después de años expandiendo de forma masiva paneles solares de silicio, China ha puesto el foco en otra tecnología que podría cambiar el sector para siempre: las células solares de perovskista. Hasta ahora, su fabricación a gran escala ha sido un considerable reto técnico.
Sin embargo, el país de Asia parece haber encontrado la solución. Han bastado tres años de trabajo por parte de un grupo de investigadores del Instituto de Química Aplicada de Changchun, parte de la Academia China de Ciencias, para encontrarla.
La respuesta al problema estaría en una capa ultrafina capaz de mejorar la fluidez de la electricidad en las células solares de perovskita. De esta manera, se ha conseguido que los paneles otorguen un mayor rendimiento, duren más y se fabriquen con carácter masivo.
Es la pieza del puzzle que faltaba para llevar la tecnología de la perovskita al mercado internacional. El hallazgo, publicado en la revista Science, es lo que ha derivado en una molécula autoensamblada de doble radical. Se comporta como una capa de transporte de huecos (HTL, por sus siglas en inglés).
Asia halla la solución para hacer masivas las células solares de perovskita
Dicha capa intermediaria resulta vital para que los dispositivos solares funcionen de manera correcta. Esto porque facilita el movimiento de las cargas positivas producidas por la luz. Las pruebas revelaron que el nuevo recurso duplica ampliamente la tasa de transporte de portadores de carga bajo condiciones simuladas.
Lo más llamativo es que los dispositivos elaborados con él exponen un rendimiento casi intacto después de miles de horas de uso continuo. Las células solares de perovskita llevan un largo tiempo captando la atención de los expertos energéticos.
No resulta extraño teniendo en cuenta que son unidades económicas, ligeras, eficientes y versátiles. Tanto que pueden ubicarse en fachadas, ventanas o hasta telas. No obstante, el problema era su fragilidad y la dificultad que entrañaba su fabricación a gran escala. El nuevo material encontrado acabado con estos dos obstáculos.
Asia planea llegar lejos con la perovskita: el límite es el cielo
Genera una estabilidad mejorada resistente a la degradación. Además, puede confeccionarse de manera sencilla y uniforme, incluso en superficies grandes, sin perder la calidad.
El avance cuenta con un certificado de eficiencia emitido por el Laboratorio Nacional de Energías Renovables de Estados Unidos (NREL), que le brinda un apoyo técnico vital que traspasa las fronteras de China, consigna Interesting Engineering. En esta ocasión, China quiere más lejos de lo que llegó con el silicio.
No solo quiere dominar la producción. También persigue perfeccionar la próxima generación de paneles solares. Con este nuevo material, Asia tiene en su poder las fábricas de lo que hace un tiempo atrás parecía imposible. En paralelo, China se ha animado a inaugurar la madre de todas las plantas solares.