El sector del transporte sigue avanzando y ahora ha sorprendido con una nave que nos transportará hacia el futuro. Desde los albores de la humanidad, el hombre siempre ha necesitado movilizarse de un sitio a otro, llevándolo a una constante evolución de los medios de transporte a lo largo del tiempo.
Desde los primeros sistemas desarrollados por el hombre primitivo hasta los avances tecnológicos más recientes, los medios de transporte han revolucionado el mundo de maneras inimaginables. Caminar es el medio de transporte más básico y primitivo. De hecho, los primeros seres humanos transitaban largas distancia a pie para conseguir alimentos y refugio.
Después llegaron los trenes de vapor y, en paralelo, los barcos de vapor, que se posicionaron como una manera rápida y efectiva de transportar personas y mercancías por océanos y ríos. El primer barco de vapor con resultados exitosos fue el Clermont, que navegó por el río Hudson en 1807, dando inicio a la era de los barcos de vapor.
Poco a poco, el sector ha ido evolucionando hacia nuevas piezas que nos transportan al futuro. Todavía no hemos podido crear un método para visitar lugares como la Luna o Marte como recorremos otros países, pero sí están apareciendo tecnologías que acortan distancias y presentan conceptos innovadores.
Esta nave logra lo que muchos creían imposible: no nos lleva a otro planeta, pero…
En estos momentos, la atención del sector del transporte recae sobre el ferry eléctrico más grande del mundo, que transportará a 2100 pasajeros y 225 vehículos entre Buenos Aires y Uruguay. Asimismo, ahorrará 37 545 toneladas de CO2 al año y retirará 8750 coches de gasolina de las carreteras.
El astillero Incat, con sede en Tasmania, está trabajando en lo que será el ferry eléctrico más grande del mundo. Con un peso de 2000 toneladas y una longitud de 130 metros, llevará 2100 y 225 automóviles, otorgando una opción limpia y eficiente al transporte marítimo convencional.
Conforme el mundo avanza hacia un futuro con menos combustibles fósiles, Incat se centra en la electrificación de los ferris. Esta propuesta es la primera de su tipo a gran escala y sienta un precedente en la industria naviera, recientemente eclipsada por el Tesla de los barcos.
La nave del futuro nos da una lección de sostenibilidad: no nos lleva a otras galaxias, pero es un claro adelanto
El motor de este ferry, denominado Hull 096, no recurrirá a diésel, sino a un avanzado sistema de baterías, que descartará al completo las emisiones directas de carbono durante su operación. Su construcción se está llevando a cabo en Hobart, Tasmania, a miles de kilómetros de su destino final en Sudamérica.
Cuando desempeñe sus actividades habituales cubrirá la ruta entre Buenos Aires y Uruguay, abarcando el cruce del Río de la Plata en unos 90 minutos. Para completar el recorrido de 55 kilómetros, la nave irá equipada con baterías de alto rendimiento que permitirá la realización de tres viajes diarios sin problemas.
La recarga será ejecutada a través de estaciones de carga rápida en ambos extremos del trayecto, con un tiempo estimado de 60 a 90 minutos por carga. Una de las ventajas más destacadas de esta transición es la disminución de 37 545 toneladas de dióxido de carbono anuales, que equivalen a la salida de circulación de unos 8750 automóviles de combustión interna.
Este ahorro de emisiones coloca al ferry como un ejemplo a seguir para instaurar futuras propuestas de transporte sostenible.
La nave del futuro se hace presente: es eléctrica y da un paso de gigante
Esta nave futurista trae consigo 8 propulsores a chorro, el doble de los que en instancias normales llevarían los ferris de Incat. Un aspecto que hace posible un mejor reparto de la energía y optimizará el rendimiento del método de propulsión eléctrico.
Uno de los inconvenientes logísticos más relevantes es el traslado del ferry de Tasmania a Sudamérica. Al contrario de lo que sucede con los ferris tradicionales, capaces de navegar por sí mismas hasta su destino, Hull 096 no puede recargar baterías en su camino por el Océano Pacífico.
Por este motivo, para desarrollar su travesía de manera óptima, necesita un buque de carga especializado para transportarlo hacia Buenos Aires.
Aunque esta nave no nos lleve a otro planeta, sí se posiciona como una solución viable para rutas de corta y media distancia. Por otra parte, los grandes buques de carga están explorando alternativas como el amoniaco y el hidrógeno. Ejemplo de ello es el primer barco que utiliza átomos de agua como combustible.