Las mariposas son insectos que tienen un papel fundamental en la biodiversidad de los ecosistemas gracias a su función polinizadora ayudando en la reproducción de muchas plantas y flores. Además, la presencia de mariposas en una ciudad, por ejemplo, indica la salud del ambiente en forma de calidad del aire, agua y vegetación.
Sin embargo, la pérdida de hábitats, el empleo de pesticidas y los efectos del cambio climático han puesto en peligro muchas especies de mariposas y, por ende, complica la biodiversidad en general.
Mariposas que ayudan a Barcelona a ponerse verde
A medida que las ciudades han ido creciendo y la población se ha concentrado en ellas, se ha hecho evidente la necesidad de integrar la naturaleza en los entornos urbanos. En Barcelona, esta visión ha ido tomando forma gracias, entre otras, a la investigación en ecología urbana iniciada por el CREAF en los años setenta que ha evolucionado hasta iniciativas actuales como el Observatorio ciudadano de mariposas urbanas uBMS.
Durante este tiempo la ciudad ha ido transformando su verde urbano y la investigación científica, la gestión municipal y la participación ciudadana se han alineado para convertir Barcelona en un referente en sostenibilidad, biodiversidad y conexión entre personas y naturaleza. Pero, ¿cómo nació la investigación en ecología urbana en el CREAF? Empecemos por el principio.
A finales de los años setenta, los naturalistas, sociólogos y urbanistas en todo el mundo empezaron a debatir sobre el papel de la naturaleza en estos espacios urbanos y sobre cómo había que entenderlos y gestionarlos teniéndola en cuenta. Los primeros estudios sobre la naturaleza en las ciudades se estaban dando en diferentes puntos del planeta: Hong Kong, Tokio y Bélgica ya habían empezado a trabajar en ella.
Fue a raíz de la conexión con este último grupo que, Jaume Terradas, fundador del CREAF, impulsó las primeras investigaciones sobre naturaleza urbana en Barcelona que dieron lugar a la rama de estudio de la ecología urbana. La primera concreción de esta investigación da como resultado, en 1985, el libro Ecología de una ciudad: Barcelona, por Jaume Terradas y Margarida Parés quien, a partir de 1986, sería una persona referente de Ecología y Medio Ambiente del Ayuntamiento.
Además de estos estudios, hubo un hito internacional muy relevante que acabó de impulsar la ecología urbana: la Cumbre de Río de 1992, donde la ONU debatió sobre la biodiversidad y el desarrollo sostenible y que dio lugar a la Agenda 21, un plan de acción para promover este último. A raíz de ello, Barcelona intensificó sus esfuerzos por caminar hacia una ciudad más verde y sostenible, aprovechando el conocimiento científico que, entre otros, aportaba el CREAF.
Jaume Terradas plasmó todo ese conocimiento que se iba generando en el libro Ecología Urbana. Se publicó en 2001 y recogía propuestas del ámbito científico y municipal, muchas de las cuales todavía están vigentes y algunas ya se han hecho realidad. “Hay que basar un urbanismo también profundamente renovador. De hecho, más que un urbanismo: una nueva cultura urbana… con elementos ecológicos y ambientales en un lugar destacado.”
En cuanto a la administración, durante este período también se pone de manifiesto que la presencia humana en el sistema urbano añade mucha complejidad a la hora de planificar el verde urbano. Esto hace imprescindible la estrecha colaboración entre la investigación, los organismos municipales y la ciudadanía. El compromiso del Ayuntamiento de Barcelona y el Instituto Municipal de Parques y Jardines por avanzar hacia una ciudad más verde y sostenible se refuerza con el asesoramiento científico, con centros de investigación que aportan conocimiento y criterios ecológicos a la planificación urbana.
Por ejemplo, en 2002, el Ayuntamiento de Barcelona publicó su Compromiso Ciudadano por la Sostenibilidad, en el marco de la Agenda 21. Para poder alcanzar los logros establecidos, la interacción entre el CREAF, y otras fuentes de investigación, y el Ayuntamiento se convertía en clave para contribuir a la concepción del cambio.
Así, aparecen contribuciones del CREAF como la actualización y digitalización del Mapa Ecológico de Barcelona existente y los ciclos de conferencias Aula de Ecología de la Ciudad, liderados por Anna Ávila y Jaume Terradas, que nacieron en 1996, fruto de la colaboración iniciada en 1980 en el campo de la ecología urbana entre el Ayuntamiento de Barcelona, la Universidad Autónoma de Barcelona y el CREAF. El Aula de Ecología tiene sus orígenes en el propósito de consolidar un núcleo de debate sobre la cuestión ambiental.
Los estudios que resultan de las diferentes colaboraciones entre el CREAF y el Ayuntamiento contribuyen e informan aspectos del Plan del Verde y la Biodiversidad de Barcelona que se aprueba el año 2013, y también del Plan Natura 2021-2030, hojas de ruta que buscan alcanzar las diferentes metas ya establecidas en el Compromiso y establecer nuevas metas.
La fórmula del verde urbano: investigación, gestión y ciudadanía
La colaboración entre el Ayuntamiento de Barcelona y el CREAF se ha ido consolidando y ampliando con el tiempo gracias a la implicación de varios investigadores y proyectos conjuntos. Hacia 2016, Yolanda Melero y Joan Pino , investigadores del CREAF, empezaron a dar apoyo técnico y científico al consistorio a través de diversos estudios y encargos orientados a comprender y gestionar el potencial ecológico de la ciudad. Este concepto hace referencia a la capacidad de los ecosistemas urbanos para ofrecer servicios ambientales que mejoren la salud, el bienestar y la calidad de vida de la ciudadanía.
Paralelamente, el Instituto Municipal de Parques y Jardines de Barcelona iniciaba cambios significativos en la gestión del verde urbano como la eliminación de productos fitosanitarios químicos para el impulso de una infraestructura verde más saludable y sostenible. En este contexto, la investigación de Melero sobre la biodiversidad de las mariposas urbanas y su comportamiento era un claro ejemplo de cómo una pregunta de investigación puede convertirse en una herramienta útil para la gestión.
¿El motivo? Las mariposas son consideradas indicadoras de biodiversidad. Es decir, su riqueza, abundancia y distribución nos explican si el territorio que habita es más o menos hostil para la biodiversidad en general. A esto se le añade que son protagonistas de proyectos de ciencia ciudadana en todo el mundo, con un protocolo estandarizado que puede nutrir de datos la investigación e informar al Ayuntamiento: y es así como se empezó a gestar el Observatorio ciudadano de mariposas urbanas de Barcelona uBMS.
En concreto, el uBMS es un proyecto de ciencia ciudadana, que lleva siete años recopilando y proveyendo al Ayuntamiento de datos científicos. El proyecto es fruto de la colaboración entre ciudadanía e investigación para, efectivamente, realizar el seguimiento de la mejora del verde urbano. Nació en 2018 con Melero a la cabeza y cuenta con el apoyo del Ayuntamiento desde 2019. En tanto que bioindicadoras, las mariposas se han convertido en un organismo clave para estudiar el ecosistema barcelonés.
El camino de las mariposas
Los dos grandes pulmones verdes de Barcelona -Collserola y Montjuïc- concentran la mayor parte de su biodiversidad. Gracias a los informes del uBMS, es posible identificar qué espacios tienen un mayor potencial para la biodiversidad y llevar a cabo tareas de mantenimiento específicas para su conservación y potenciación.
Las mariposas llegan desde Collserola y Montjuïc, pero deben poder desplazarse a través de la ciudad. En 2019, Melero lideraba la publicación de un artículo científico que utilizaba los datos de ciencia ciudadana del uBMS. El artículo evidenciaba que era necesario promover la conectividad entre los espacios verdes de la ciudad: las mariposas encontraban barreras para llegar y moverse en Barcelona.
El mapa que dibujan las mariposas en la ciudad indica el camino para otras especies beneficiosas. El Plan Natura 2021-2030 recoge esta contribución científica y contempla criterios de gestión para mejorar la conectividad, como pueden ser refugios de biodiversidad y el vuelo de nuestras protagonistas. Otros resultados de investigación más recientes nos proporcionan información sobre la relación entre la gestión y la diversidad funcional de las mariposas.
La consideración de los resultados de la investigación en la gestión del verde urbano ha contribuido a apoyar algunos de los cambios necesarios para avanzar hacia un ecosistema urbano más saludable realizado por el Instituto Municipal de Parques y Jardines del Ayuntamiento de Barcelona. Estos cambios implican transformar las prácticas de jardinería, realizar un seguimiento continuo del verde y evaluar las políticas de planificación, tareas en las que el uBMS juega un papel clave.
El verde urbano había estado tradicionalmente formado por céspedes segados, uniformes y altamente dependientes del riego. Transformar este modelo implicaba reconciliar la ciudad con espacios aparentemente más desordenados pero ricos en biodiversidad. Había que adoptar nuevas prácticas: reducir la siega, dejar crecer especies espontáneas y diversas y priorizar el uso de especies autóctonas más resistentes a la sequía. Esta apuesta por la naturalización se ha traducido en una mayor variedad de formaciones vegetales, como herbazales o zonas arbustivas.
El personal responsable y técnico del Ayuntamiento y de Parques y Jardines ha trabajado intensamente para transmitir y establecer este nuevo paradigma. Han promovido formaciones a su personal de jardinería y establecido un seguimiento de las actuaciones para establecer una jardinería conciliadora con la naturaleza y alineada. Esta transformación del verde urbano y la colaboración activa con la investigación han permitido que Barcelona sea reconocida a nivel estatal por la Federación Española de Municipios y Provincias con el Premio Finalista en la IV edición del Premio de Buenas Prácticas por la Biodiversidad.
La ciudadanía en la base de la investigación
A lo largo de estos años, han pasado 101 personas voluntarias por el uBMS. Actualmente cuenta con 40 personas en activo que, de marzo a noviembre, visitan periódicamente los parques y jardines de la ciudad observando y contando mariposas. Se han realizado 2.981 censos desde el inicio del proyecto hasta el año 2024. Con estos datos se ha detectado un aumento en la diversidad del grupo de mariposas generalistas, que ahora son más abundantes y frecuentes.
Esto podría indicar que están mejor repartidas por los parques y jardines urbanos, probablemente por los cambios aplicados por el Instituto Municipal de Parques y Jardines en la gestión del verde urbano. Sin las personas voluntarias, no habría proyecto. Entre ellas destaca un interés intergeneracional por la biodiversidad y la sensibilidad por una ciudad más verde, que aumenta notablemente gracias a la participación en el uBMS.
A pesar de la exigencia de participación en un proyecto como el uBMS, admiro y al mismo tiempo me conmueve que haya personas que llevan siete años participando prácticamente cada semana y, además, lo siguen haciendo con alegría y pasión. Ellos son el motor del proyecto y el disfrute de los voluntarios nos anima a seguir.
Pau Guzmán, Coordinador técnico y de comunicación de la uBMS
Quizás, la pasión y el disfrute que destaca Pau Guzmán deriva de lo que el proyecto aporta al voluntariado, que incluso asume el fuerte compromiso que supone la participación en realizar el censo durante el fin de semana. La participación en el proyecto les ofrece un amplio abanico de aprendizajes: desde aumentar su conocimiento sobre las mariposas —aprender a identificarlas y conocer sus hábitats— hasta descubrir metodologías de investigación. Además, estos conocimientos los capacitan para transmitirlos a otras personas.
Ahora bien, si existe un elemento esencial en la ciencia ciudadana, éste es la comunidad. Esta comunidad se construye gracias a una buena coordinación, que “te acompaña, resuelve dudas o problemas y motiva a los voluntarios, y es mucho que agradecer porque aporta un valor añadido importante al proyecto”, como explica una voluntaria. A raíz de su participación en la uBMS, se ha consolidado una red de mariposas en Barcelona, que se manifiesta también en la voluntad de sumar nuevas personas de su entorno, como amigos y familiares.
En conjunto, el uBMS ha creado una comunidad de personas implicadas, formadas y conectadas, que contribuyen a una investigación destinada a orientar la gestión del verde y la biodiversidad urbana. Un cambio que ellas mismas ya han empezado a percibir y reconocen como una clara mejora para el bienestar de toda la ciudadanía de Barcelona.
La experiencia de la uBMS demuestra que la colaboración entre ciudadanía, ciencia y administración puede traducirse en cambios concretos y positivos para la ciudad. El verde urbano se ha convertido en un espacio vivo y valioso para la biodiversidad y también una herramienta para mejorar la calidad de vida de la ciudadanía. Pero el motor de todo esto son las personas: desde las investigadoras hasta las técnicas y, sobre todo, las personas voluntarias que, semana tras semana, observan mariposas y conectan con una nueva cultura urbana que integra la naturaleza como parte esencial del bienestar y la resiliencia de la ciudad.
Con todo ello, proteger a especies como las mariposas es fundamental para conservar la diversidad biológica y el equilibrio de los ecosistemas y de las ciudades como vemos en este caso en Barcelona. ECOticias.com