Moda sostenible por ‘naturaleza’. De hecho, era una de las industrias que por ser tan contaminante más realizaban lavados verdes. Es decir, tratar de hacerle creer a sus clientes que tras la confección de sus prendas había una industria basada en la sostenibilidad. Cuando en la mayoría de los casos esto no es así. Y aunque en Europa podemos decir, por fin, no más greenwashing en la moda, en el reto del mundo esta práctica continua.
Textil: 2ª industria más contaminante del planeta
los expertos sitúan a la industria textil como la segunda más contaminante del planeta, por detrás de la petrolífera: actualmente genera el 10% de las emisiones de CO2 (unas 1700 toneladas) y el 20% de las aguas residuales. ¿Por qué?
- Pues en primer lugar porque, durante el proceso de tejido del producto, se generan ácidos, vapores y aceites emanados por los productos de oxidación que se emplean.
- Además, la maquinaria que se usa, habitualmente requiere combustibles fósiles para su funcionamiento, lo cual además del gasto energético, genera una gran cantidad de gases de efecto invernadero.
- Al ser una industria básicamente deslocalizada, son muchos los kilómetros los que separan los puntos de producción, de los de distribución y venta. Por lo que el transporte de las mercancías es imprescindible (más derroche de energía!!!), afectando claramente a la sostenibilidad del sistema productivo.
- Una vez que tenemos el producto en casa, llega su mantenimiento: lavado, secado y planchado que también suponen un gasto innecesario de energía con el uso intensivo de los electrodomésticos…
A ello hay que sumarle los productos químicos que se emplean en cada proceso y que frecuentemente no se reciclan adecuadamente. Esos tóxicos pueden ser «disruptores endocrinos» y afectar al sistema hormonal y reproductor, e incluso ser cancerígenos. ¿A que no lo sabíais? Es para echarse a temblar.
Calidad vs. caducidad
Hace unos años, en las tiendas de ropa encontrábamos únicamente dos temporadas: la de primavera-verano y la de otoño-invierno. Pero de un tiempo a esta parte, las cosas han cambiado: ya no hay dos colecciones al año, sino pequeñas colecciones o avances de temporada un par de veces por semana. Es lo que se conoce como «Fast Fashion» o «Moda rápida».
Este planteamiento dinamitó por completo el concepto de “temporada”. Lo que buscan es que nos dejemos caer a menuda por alguna de las tiendas (luz y climatización a tope) y piquemos comprando algo.
¿O acaso no has ido al centro comercial de tu ciudad, a pasar la tarde, y has visto una camiseta muy bonita que te has llevado a casa porque «¡oh, qué barata!»? Pues esos pequeños gestos han tenido consecuencias devastadoras que nos han plantado en la insostenible situación en que nos encontramos ahora.
Puede parecer una exageración, porque diréis que: ¡Comprar una camiseta no nos va a llevar al fin del mundo!». La realidad es que no pasa nada por comprar una camiseta. Si no que el problema está en dónde la compramos. Cada cuánto lo hacemos. Y qué es lo que se esconde detrás de la fabricación de cada una de esas prendas. Por eso es siempre muy importante investigar sobre las marcas. Moda sostenible por ‘naturaleza’.
La moda rápida en datos
¿Qué se necesita para producir cada prenda? Pues, por ejemplo, para fabricar unos vaqueros se necesitan unos 4000 litros de agua. Y para confeccionar prendas de algodón, en torno a 10.000. Eso, sin olvidar el poliéster, uno de los materiales más utilizados en la confección de prendas. Que es un derivado del petróleo, que inevitablemente acaba en la cadena trófica.
De toda esa indumentaria que se crea, buena parte no se vende. La ropa no es como una cáscara de plátano o naranja que se pueda compostar y recuperar. Con las prendas no vendidas, los fabricantes optan por la destrucción mediante la incineración, uno de los peores procesos en cuanto a contaminación, porque libera toxinas en el aire. Cada año, miles de toneladas de ropa sin usar terminan incineradas. O son exportadas a países pobres donde generan enormes vertederos, como pasa en el desierto de Atacama.
Ropa de usar y tirar
De todas esas prendas que se producen, algunas se venden, claro. Pero se convierten en ropa de usar y tirar. ¿Por qué? Pues porque se estima que el uso medio de una prenda es de diez veces cuando lo ideal sería darle al menos 30 usos.
¿O acaso no hemos tirado alguna vez alguna prenda no porque estaba rota o en malas condiciones, sino porque no nos gustaba, nos habíamos cansado de ella o había pasado de moda? No nos damos cuenta, pero este nivel de deshecho y consumo tiene un gran impacto en el planeta. Debemos aprender a valorar lo que tenemos y a comprar mejor, no más.
Y hacerlo eligiendo prendas de moda sostenible. O al menos no comprándole a las marcas que sabemos que explotan personas en Bangladesh. O sacan 12 temporadas de ropa por año. Y con las prendas que tenemos, procuremos cuidarlas, repararlas, reutilizarlas o regalarlas. Nunca tires ropa. Moda sostenible por ‘naturaleza’.