Calentamiento global significa que la Tierra está experimentando un aumento gradual de las temperaturas, lo que conlleva una de las mayores amenazas que se cierne sobre la vida de todos los seres que habitan el planeta.
La Tierra sufre por el calentamiento global
La Tierra suele experimentar una serie de catástrofes de corte natural como son los terremotos, los maremotos o tsunamis o incluso las erupciones de los volcanes, cuyas consecuencias en general afectan exclusivamente a las zonas aledañas. Por ello nada hay más perturbador para el equilibrio de este pequeño planeta azul, que el Calentamiento Global.
El calentamiento global es producto de una enorme variedad de acciones cometidas por los seres humanos, cuyas consecuencias son un aumento gradual y anualmente sostenido de la temperatura de la Tierra. Está comprobado que desde 1900 el planeta ha sufrido un aumento calórico de más de 1 °C.
La previsión para fines del siglo actual es que este aumento alcance cotas que podrían variar entre los 2 °C y hasta los 5 °C. Y aunque “a priori” podría suponerse que 5 °C no representan una disparidad tan grande, la demostración de cuán catastrófica puede resultar esta diferencia se remonta a la época de las glaciaciones: esta cifra es la misma que experimentó nuestro planeta entre esa era y la actual.
Hablamos del momento en el que nuestro planeta dejó atrás la Edad del Hielo, por lo que, su temperatura también aumentó alrededor de 5 °C. La diferencia estriba en que, para que esto sucediera, hubieron de transcurrir 5000 años. Y el actual calentamiento global lo hará en un siglo.
Las leyes más elementales de la Naturaleza indican que cuando algo comienza a calentarse es muy complicado frenar este proceso. Por lo que si lo que se calienta es una masa de enormes dimensiones, como es el caso de un planeta, sin dudas estamos ante un grave problema.
Causas del calentamiento global
Naturales
El calentamiento global tiene su causa antropogénica fundamental en un fenómeno denominado “efecto invernadero”. Un invernadero es un sitio donde se plantan cultivos que requieren requieran altas temperaturas y condiciones estables para subsistir. El cristal o el plástico que recubre sus paredes actúa como un retén para el calor y lo conserva en el interior.
Hay un efecto invernadero que resulta natural e imprescindible para la vida. Es el resultado de que nuestro planeta tenga niveles de calor mayores de los que debería. Y esto sucede porque la atmósfera retiene una cierta cantidad de determinados gases (metano, CO₂) y conforma una capa que recubre la tierra y la mantiene tibia y acogedora.
Los rayos del sol (sobre todo las ondas cortas, la luz visible y las radiaciones ultravioleta) pasan a través de esta capa de gases y producen un calentamiento natural de la Tierra. Como contrapartida, nuestro el planeta irradia la energía sobrante hacia el espacio. Pero no toda se escapa, sino que una parte vuelve a ser retenida y es la causa de que tengamos unos 33 °C de calor más de lo que se podría esperar.
Este efecto invernadero natural sin dudas es algo beneficioso para la Tierra. Ya que, si no tuviéramos atmósfera, el planeta resultaría tan frío que el florecimiento de la biodiversidad y hasta la vida humana, tal y como la conocemos, sería una utopía.
Antropogénicas
El problema estriba en que a partir de los siglos XVIII y XIX y gracias a la llamada “Revolución industrial”, que se comenzó a gestar con el descubrimiento de las máquinas de vapor que necesitaban quemar carbón para funcionar, los seres humanos no han parado de producir gases que desequilibran el efecto invernadero normal.
Los motores de combustión interna vieron la luz a mitad del siglo XIX y funcionan generando una reacción química entre el oxígeno y el combustible (la combustión). Pero el grave inconveniente que tiene este proceso es que origina y emite una serie de subproductos, fundamentalmente dióxido de Carbono.
Las plantas de energía que funcionan sobre la base de la quema de combustibles fósiles (petróleo, carbón y gas) constituyen otra de las fuentes básicas de emisión de estos gases, llamados de “efecto invernadero” y conocidos por la sigla GEI.
Todo ese CO2 producto de las diversas combustiones, migra hacia la atmósfera. Y allí engrosa la capa “natural” de gases de efecto invernadero que rodea a la Tierra. Esto provoca que se atrape un porcentaje mayor de calor solar y que el planeta se caliente. De ahí que a este fenómeno se le denomine calentamiento global.
Si bien existe una minoría que niega la viabilidad de esta explicación, en su inmensa mayoría los científicos e investigadores del mundo entero están de acuerdo en que las acciones humanas son las principales responsables del Calentamiento Global.
¿Aún podemos frenar el calentamiento global?
Es necesario que asumamos la existencia del calentamiento global y comencemos a cambiar nuestros hábitos de consumo, especialmente en los países más poderosos y ricos. Ya que es una realidad palpable que el equilibrio de los ecosistemas y de toda la Tierra está sufriendo cambios bruscos que vemos representados en los inestables patrones climáticos.
Nos enfrentamos a una serie de consecuencias de este cambio climático que podrían trocar por completo la vida en el planeta: desertificaciones masivas, aumentos importantes del nivel del mar (por los deshielos excesivos), escasez de agua potable y pérdidas de cultivos por inundaciones o sequías.
Y deberíamos comenzar por detener la deforestación y la contaminación de los océanos, que son las principales fuentes de sumisión de CO₂. Y por abandonar definitivamente la quema de combustibles fósiles y apostar por las energías renovables. El momento para hacer algo para frenar el calentamiento global, sin dudas, es Ahora.