Los contaminantes emergentes a los que también se denomina contaminantes de preocupación emergente, son materiales o sustancias químicas que se detectan últimamente en las aguas y que pueden suponer un riesgo para la salud humana y el medio ambiente.
Gracias al avance que ha experimentado la química analítica en estos últimos años han sido detectados estos contaminantes emergentes que pueden ser cuantificados en las aguas hasta niveles de concentración muy bajos. La posibilidad de medirlos con seguridad se debe técnicas como la espectroscopía de masas y la cromatografía de gases y líquida.
Potabilizar el agua residual
El grupo de investigación Evaluación de los Riesgos Químicos para el Medioambiente y la Salud Humana (RiSAMA) de la Universidad Rey Juan Carlos (URJC), dirigido por la profesora de la Facultad de Ciencias de la Salud Yolanda Valcárcel, analiza la presencia de antibióticos y genes de resistencia en diferentes depuradoras de la Comunidad de Madrid. Este trabajo se enmarca en su línea de investigación sobre contaminantes de preocupación emergente, es decir, sustancias químicas o materiales, como fármacos o plásticos, que se detectan en las aguas y son potencialmente nocivas para el medio ambiente y la salud humana.
En el caso de los antibióticos y genes, se está analizando el agua residual de la depuradora de Móstoles-El Soto, cercana al campus de Móstoles de la URJC, y valorando la posible contribución de las aguas residuales de los hospitales cercanos. Uno de los principales objetivos de este trabajo es detectar si estas sustancias no son convenientemente eliminadas o si están entrando al medio ambiente y, por tanto, contribuyendo a la presencia de bacterias resistentes.
Además, están trabajando en el análisis otras sustancias químicas como son los perfluorados, que se encuentran en numerosos productos de consumo cotidiano, desde cosméticos hasta utensilios de cocina o tejidos. Ya han presentado los primeros resultados en un congreso internacional, sobre estas sustancias en agua potable antártica, y actualmente están analizando también por primera vez, agua de ciudades del norte de África, así como en la ciudad de Madrid. El grupo RiSAMA ha organizado un taller el próximo 20 de febrero, que busca concienciar sobre la peligrosidad tanto ambiental como para la salud de estas sustancias. A esta actividad pueden asistir tanto alumnos como profesores o PTGAS.
Canal Isabel II
Los diferentes proyectos que se están llevando a cabo están amparados por un convenio de colaboración con el Canal de Isabel II y están coordinados por Judit Kalman también del grupo RiSAMA. Estos trabajos se centran en la vigilancia de la resistencia antimicrobiana en el contexto de Salud Global, que analiza las diferentes vías de entrada de estos contaminantes al ciclo del agua.
Asimismo, el grupo RiSAMA ha renovado el convenio con el Canal de Isabel II (que gestiona 155 depuradoras en toda la Comunidad de Madrid), en el marco de la Red de Excelencia y en el que participan 33 investigadoras de 13 centros de toda España, entre los que se encuentra el grupo de la profesora Valcárcel, en representación de la URJC.
La colaboración entre la Universidad Rey Juan Carlos y Canal de Isabel II se consolida así con el fin de trabajar desde ahora y de cara al futuro en diferentes proyectos de salud ambiental. El objetivo común de ambas instituciones es mejorar la calidad del agua tanto residual como potable y contribuir a explorar nuevos indicadores rápidos, fiables y económicos para la vigilancia del consumo de sustancias de abuso (desde psicofármacos a drogas) en la población.
Resistencia a los antibióticos: un problema global
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha declarado que la resistencia a los antibióticos es una de las diez principales amenazas de salud pública a las que se enfrenta la humanidad. El uso indebido y excesivo de estos fármacos es el principal factor que determina la aparición de patógenos farmacorresistentes. Su mal uso proviene tanto del ámbito humano como veterinario (piscifactorías o granjas).
La resistencia a los antimicrobianos tiene un considerable costo para la economía. Además de muerte y discapacidad, la prolongación de las enfermedades se traduce en estancias hospitalarias más largas, la necesidad de medicamentos más caros y dificultades financieras para las personas afectadas.
Por ello el Ministerio de Sanidad creó en el año 2014 el Plan Nacional frente a la Resistencia a los Antibióticos (PRAN), un plan estratégico y de acción, cuyo objetivo es reducir el riesgo de selección y diseminación de la resistencia a los antibióticos, preservando la eficacia de los ya existentes.




















